
"Los hallazgos de esta serie ponen de relieve la importancia de reforzar el compromiso mundial con el desarrollo en la primera infancia. Se calcula que las personas sufren una pérdida de aproximadamente una cuarta parte del ingreso promedio anual en la edad adulta, mientras que los países pueden perder hasta el doble de su gasto actual del PIB en salud y educación. Las consecuencias de la inacción no afectan solamente a las generaciones presentes, sino también a las generaciones futuras", señala la OMS.
"Ahora sabemos cuán alto es el costo de la inacción, y hay nuevas pruebas de que este es el momento de actuar. Esperamos que la evidencia que presenta esta serie ayude a los países a beneficiar a más madres gestantes y niños pequeños con servicios de prevención y promoción que cuenten con la capacidad de mejorar drásticamente los resultados en materia de desarrollo para los niños, así como también su salud en la adultez, su bienestar y su productividad económica", explica la profesora y coautora de la serie, Linda M. Richter.
Primeros años decisivos

Las investigaciones muestran que el cerebro infantil se desarrolla con mayor rapidez en los primeros 2-3 años que en ningún otro momento de la vida. Estos primeros años también constituyen un período crítico de adaptabilidad y capacidad de respuesta a las intervenciones. "Carecer de nutrición, estimulación y protección adecuadas en la primera infancia tiene efectos nocivos que pueden repercutir a largo plazo en las familias y las comunidades", determina el organismo sanitario.
"Invertir en los niños pequeños es un imperativo moral, económico y social. Los ODS ofrecen una visión prometedora sobre la salud de los niños y los adolescentes, pero se requieren voluntad política y mayores inversiones en el desarrollo en la primera infancia para que esas ambiciosas metas puedan cumplirse. Las intervenciones en favor de la primera infancia no solo beneficiarán a los niños de hoy; también repercutirán directamente en la futura estabilidad y prosperidad de los países", dijo la directora general de la OMS, la doctora Margaret Chan.