Nabil Djouder
La clave de este trabajo está en la URI, una proteína de la que aún no se comprenden bien todas sus funciones. Estudios previos del Grupo observaron que unos niveles de expresión anormales de la proteína en algunos órganos pueden provocar tumores. En este trabajo del CNIO, los investigadores hallaron que unos niveles altos de la proteína URI protegen a los ratones de los daños intestinales producidos por la radiación, mientras que niveles bajos o su supresión llevan al desarrollo de síndrome gastrointestinal y a su fallecimiento.
"Todavía no se conocen todas las funciones precisas de URI", explica el jefe del Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del CNIO y autor principal del estudio, el doctor Nabil Djouder, quien detalla que "a semejanza del pH o la temperatura, que tienen que mantenerse en unos niveles equilibrados para el correcto funcionamiento del cuerpo, URI también parece contar con una ventana muy estrecha de equilibrio que determina el correcto funcionamiento de otras proteínas: cuando sus niveles están por encima o por debajo de esa ventana, puede promover tumores o proteger contra su desarrollo, así como el de otras enfermedades. Depende mucho del contexto".
Después de ser sometidos a radiación, los ratones diseñados para expresar altos niveles de URI sobrevivieron al síndrome gastrointestinal en un 100 por cien de los casos, cuando, en condiciones normales, fallece hasta un 70 por ciento de ellos. En cambio, los ratones sin el gen fallecieron en su totalidad por el síndrome.
Nuevos tratamientos
Aunque necesita ser confirmado en próximos estudios, Nabil Djouder cree que los inhibidores de c-MYC podrían ser de utilidad para paliar el síndrome gastrointestinal inducido por la radiación en pacientes."Este estudio propone nuevos tratamientos mediante inhibición o eliminación de c-MYC, que podrían disminuir los efectos secundarios letales de la radioterapia y permitirían aumentar las dosis de radiación para combatir de manera más eficaz los tumores gastrointestinales", concreta este investigador, que añade que, "además de proteger frente a los efectos secundarios, los inhibidores contra c-MYC se usan también para el tratamiento del cáncer, por lo que podríamos tener una eficacia doble".