En el marco de la jornada Aula Salud, celebrada en Valencia bajo la organización de la Fundación Hospitales Nisa, la psiquiatra María Amparo Ferreros Villar, coordinadora de la Unidad Hospitalaria de Salud Mental Casta Valencia-Nisa, y la psicóloga clínica Roser Font, han manifestado que entre los mitos más extendidos relacionados con la salud mental y las personas que padecen este tipo de trastornos se encuentran, entre otros, el carácter irrecuperable de esta enfermedad y la violencia asociada a quienes la padecen.
A estas ideas preconcebidas se añaden otras no menos extendidas como la imposibilidad que tienen de trabajar o de llevar una vida normal que impide la convivencia en pareja o, incluso, la idea de que deben permanecer encerradas en centros especializados, entre otros muchos.
Para las citadas especialistas, apelando a la definición de enfermedad mental que aporta el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM, se trata de una alteración de tipo emocional, cognitivo o del comportamiento en que quedan afectados procesos psicológicos básicos, como la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción o el lenguaje, y que dificulta a la persona su adaptación al entorno social o cultural. En este sentido, en contra de lo que se piensa, los enfermos debidamente tratados mejoran en su gran mayoría o se recuperan completamente y pueden llevar una vida plena, que incluye trabajar, tener pareja o estar integrados en la comunidad.
Circunstancia común y cercana
Siempre según las citadas especialistas, lejos también de lo que se cree, la enfermedad mental no es una dolencia rara que afecte a pocas personas. Más bien suele ser una circunstancia común y cercana que afecta a una de cada cuatro personas a lo largo de su vida. Efectivamente, datos de la OMS estiman que cerca del 9% de la población general padece actualmente algún trastorno relacionado con la salud mental y que entre el 19 y el 26% lo padecerá a lo largo de su vida.La depresión ocupa el cuarto lugar entre las causas de morbilidad y para el año 2020 se prevé que pase a ser la segunda. Asimismo, los trastornos mentales en su conjunto constituyen el 40% de las enfermedades crónicas y son la causa más frecuente de carga de enfermedad por delante de enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades respiratorias y el cáncer. A ello se suma que más de la mitad de las personas que necesitan tratamiento no lo reciben o éste no es el adecuado.
Eustrés y distrés
Ferreros y Font han asegurado igualmente que la enfermedad mental surge muchas veces como una respuesta a una situación de estrés, que demanda una adaptación mayor de lo habitual para el organismo, y que son percibidas por el individuo como amenaza o peligro, ya sea para su integridad biológica o psicológica, y que derivan en un conjunto de procesos y respuestas neuroendocrinas, inmunológicas, emocionales y conductuales.Hay un estrés positivo –eustrés-, que ayuda a superar los retos, y que se manifiesta en forma de entusiasmo, excitación, curiosidad, autorrealización, cooperación, buen humor. Existe también un estrés malo o distrés, que se manifiesta en forma de agresividad, tensión, ansiedad o baja productividad y que puede derivar en enfermedad mental. Entre los factores de riesgo para el distrés, se encontrarían los problemas familiares/sentimentales; los laborales y sociales o los económicos, entre otros. Entre los factores protectores para evitar la enfermedad o reducir el riesgo de recaída, citaron la pareja, el trabajo y el estudio, las relaciones familiares y un estilo de vida sano.