La información sirve de guía para comprender la sociedad, sus entresijos y su realidad. Esta obra trata sobre lo que ocurre con la información adulterada, sobre cuáles son sus consecuencias, y sobre cómo ser capaz de diferenciar las noticias reales de las falsas.
En Europa, cuatro de cada 10 personas leen noticias falsas casi todos los días. En España, el 80 por de la gente recibe fake news, al menos, una vez por semana. Esto significa que, al menos, 37 millones de españoles ven noticias falsas semanalmente y, de todos ellos, el 57 por ciento se creyó alguna.
Con la invasión de lo falso, las noticias dejan de ser un instrumento para la difusión de conocimiento y para la construcción de un relato acorde a los hechos, y se convierten en vanguardia en el montaje de narrativas emocionales que enmarquen la realidad conforme a una opinión, una ideología y unos prejuicios. Las noticias pueden ser falsas, pero sus consecuencias son reales: desinforman, promueven prácticas peligrosas, afectan a organizaciones y al trabajo, incrementan los trastornos emocionales e incluso ponen en peligro la salud.
Coronavirus, una pandemia de noticias falsas
El 2020 será, para siempre, el año del coronavirus, un año en el que una epidemia mundial confinó prácticamente al planeta entero y provocó más de 25 millones de contagios y más de 800.000 muertes. También será recordado como el año en el que las noticias falsas nos invadieron, nos desinformaron, nos negaron la verdad de los hechos, nos polarizaron, nos confrontaron y, en algunos casos, nos mataron.En agosto, un niño de cinco años murió en Argentina después de que sus padres le hicieron ingerir dióxido de cloro para curar el coronavirus. Esta creencia surgió a raíz de los millones de fake news que circularon desde la irrupción de la pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) bautizó como "infodemia del coronavirus", a la "invasión de fake news sobre la pandemia", que "impacta en una de cada tres personas y alrededor del mundo se ha cobrado ya más de un millar de muertes".
La invasión de noticias falsas es evidente por estos tres motivos: la epidemia fue global y se convirtió en el único gran tema de conversación mediática, digital y social, lo que aseguró su difusión y viralización mediante el clic; al ser un acontecimiento tan novedoso y suceder a tal velocidad, sumió a la sociedad en una gran incertidumbre informativa; y la Covid-19 es una enfermedad que nos puede afectar a todos por igual y, por tanto, una realidad que apela a nuestra salud y a nuestra supervivencia, y activa dos emociones sobre las que las noticias falsas edifican gran parte de sus mensajes: miedo e inseguridad.
La enorme demanda social de información que provocó la epidemia se tradujo en un exceso de noticias que, lejos de transmitir certidumbres, nos sumieron en una sensación de caos informativo. Eran noticias esclavas de las voces oficiales e institucionales. Juan Echevarría, que es un filósofo español, afirma que el riesgo de las fake news "tiene que ver con nuestra gestión de la información en un momento de crisis, puesto que un mal uso puede elevar el grado de alarma, temor y angustia de la sociedad hasta alcanzar un nivel de contaminación mental que mengüe la libertad de las personas".
Autor: Marc Amorós.
Título: ¿Por qué las fake news nos joden la vida?.
Editorial: LID.