Mercedes Pérez-Fernández y Juan Gérvas: La respuesta a la pandemia ha sido burguesa y patriarcal

Este matrimonio de médicos jubilados presenta una nueva versión de su libro 'Sano y salvo'

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El matrimonio de doctores Mercedes Pérez-Fernández y Juan Gérvas, ambos médicos de cabecera jubilados, ha presentado la nueva edición de su libro Sano y salvo (y cómo sobrevivir a los excesos de la medicina)’, una versión digital y actualizada de su obra de 2013, en la que re"exionan acerca del concepto de ‘estar sano’ y abordan, entre otros muchos asuntos, los determinantes sociales de la salud, como las condiciones de vida y las relaciones sociales, factores totalmente olvidados durante la gestión de la emergencia por la Covid-19, bajo el punto de vista de los autores, quienes, en este sentido, denuncian que “la respuesta a la pandemia ha sido burguesa y patriarcal”.

Acta Sanitaria (AS).- ¿A qué público va dirigido su libro?

Mercedes Pérez-Fernández (MPF).- Está dirigido a toda persona que esté interesada en la salud, pero que lo oriente al disfrute de la vida.

Juan Gérvas (JG).- Está dirigido tanto a personas legas como a profesionales, en el sentido de no insultar a las personas legas. Lo único que requiere el libro para su lectura es una mente abierta, capaz de maravillarse de las cosas que no conoce y dude de las que conoce.

AS.- ¿Qué les motivó a sacar esta versión revisada en formato digital?

JM.- La idea es que el formato digital tiene una capacidad de impacto muy superior al formato en papel, de manera que puede llegar a cualquier persona del mundo a unos precios razonables. Pensamos que el papel es más gustoso, pero no tiene la capacidad de penetración del digital.

“Lo único que requiere el libro para su lectura es una mente abierta”

MPF.- A mí me encanta el papel, pero esto no tiene fronteras. Además, es mucho más accesible.

AS.- ¿El lector se va a encontrar muchos cambios con respecto a la versión en papel de ‘Sano y salvo’, publicada en 2013?

MPF.- En un sentido literal, tiene miles de cambios. Se han cambiado muchísimas cosas, la mayoría correcciones de erratas y puntualizaciones. Pero también se ha mejorado mucho la precisión en la definiciones.

JM.- Creímos que el libro tenía que mejorarse, la de 2013 fue una edición que se hizo y que no se cambió y tenía algún error lamentable. También hay cambios sutiles. Por ejemplo, en esta versión electrónica hemos añadido mucha información de Brasil, mientras que en la primera versión solo había países desarrollados.

Luego, también hay cambios en algún campo concreto, el lector atento se dará cuenta. Por ejemplo, la obligatoriedad del uso de las vacunas en comparación con la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad, que es algo muy ilustrativo que hemos introducido. De manera que sí que hay cambios y creo que merece la pena volver a leerlo, lo hemos mejorado y hemos hecho un gran esfuerzo.

AS.- Entrando ya en el contenido del libro, ¿creen que deberíamos cambiar nuestra idea de lo que signi!ca estar sano? ¿De qué manera?

MPF.- Rotundamente sí. Hay que ir una idea de autonomía en el sentido de que la vivencia de la salud es algo personal. Depende más del entorno social que de las intervenciones médicas.

JM.- Sí, estar sano es el disfrute de la vida con sus adversidades. Por ser personas, la vida tiene un valor inmenso, pero no somos conscientes hasta que, por alguna alteración de la vida, dejamos de serlo. Es una pena que no disfrutemos de la vida con sus adversidades, sin la fantasía de una vida edulcorada en la que todo va bien.

“Consumo, luego existo, diría hoy Descartes”

AS.- ¿Dirían que la sociedad actual ha llevado sus niveles de consumismo tan lejos que también nos hemos vuelto consumistas de la salud?

JM.- Sí, consumo, luego existo, diría hoy Descartes. Algo terrible, porque a su vez el nivel de consumo depende del nivel económico y del mercado. Nos convierte en pura maquinaria. La salud naturalmente se puede consumir, incluso en países pobres llega esto, no pensemos que solo afecta a países ricos.

MPF.- Es insaciable el deseo de consumir a todos los niveles. En el caso de la mujer, el consumismo puede llegar a ser muy dañino, por ejemplo en lo que es la revisión anual, esto se explica en el libro.

AS.- ¿Creen que la actual pandemia de la Covid-19 ha afectado, y les cito literalmente, a “la salud percibida y el placer de sentirnos vivos incluso en circunstancias adversas”?

MPF.- Sí, intensamente, porque se ha desatado un pánico que incluso ha llegado a relatos de ciencia ficción.

JM.- El miedo es tal que ha convertido vivir en el objetivo. La vida en sí misma no es nada, podemos seguir viviendo en un sarcófago, pero eso no lo llamaríamos vida. Eso lo ha conseguido no tanto la pandemia, como las reacciones frente a la misma. Cuando el objetivo de la vida se convierte en vivir, se producen monstruos

AS.- ¿Piensan que durante esta pandemia se han dejado de lado, una vez más, los determinantes sociales de la salud? ¿Qué impacto creen que tendrá sobre la Salud Mental?

“El miedo es tal que ha convertido vivir en el objetivo”

MPF.- Totalmente. Ha habido una locura total. Ha habido gente que ha dicho que pre#ere vivir de la Covid-19 que vivir de esta manera. Porque, además, te dicen que te metas en casa, pero, ¿todo el mundo tiene casa? Es todo un absurdo. La respuesta a la pandemia ha sido burguesa y patriarcal, que es lo pero que puede ser. Pero también, represora y fascista, en mi humilde opinión. Me dejó planchada lo que ocurrió en los asilos de ancianos, se trata de una sociedad enferma.

Sobre la Salud Mental, en enfermedades como el Parkinson, la única forma de mantener la actividad mental y no decaer es tener contacto con otras personas, poder ir al cine, poder salir… eso es lo que mantiene el cerebro activo.

JM.- Las palabras de Mercedes suenan duras, pero más dura es la realidad. Lo que hemos visto es increíble y con una repercusión según la clase social terrible. Cuando se habla con fantasía de que los métodos modernos permiten la educación a distancia, usted olvida lo que es ser humano, lo que es la crianza, el año y pico que han perdido los preescolares y los adolescentes, que no volverá nunca y que repercute claramente en sentido socioeconómico: cuanto más pobre, mucho más duro. Expresión simbólica de la pérdida de interés por los determinantes sociales es que en España no exista mortalidad por Covid-19 ajustada a nivel de ocupación, no hay el menor interés por saber si los taxistas -que sí lo sabemos por otros países- han muerto más, si los guardias de seguridad han muerto más, si las limpiadoras han muerto más… No solamente eso, sino que en ellos no se considera enfermedad profesional. La mitad del problema ha sido el virus, pero la otra mitad, claramente, es la sociedad.

“La mitad del problema ha sido el virus, pero la otra mitad, claramente, es la sociedad”

El impacto de esto en la Salud Mental ya lo estamos viendo, especialmente en España, que es el país del mundo que consume más tranquilizantes. Tenemos una sociedad compuesta por drogadictos, las únicas drogas que están prohibidas son las que permiten el negocio a la ma#a y a todos sus anexos. Naturalmente, esto repercute según la clase social. La Salud Mental depende muchísimo del bienestar social, y el bienestar social ha disminuido con la pandemia, por lo que la Salud Mental empeora, en todas las edades, incluyendo la infancia y adolescencia.

AS.- En el libro, abordan “la interacción entre política, religión y vacunas”. En este sentido, y dejando a un lado la religión, ¿Qué opinan sobre la polémica de la exención de patentes de las vacunas Covid-19?

MPF.- Sobre esto hay un informe de economistas catalanes para la Asociación de Economía de la Salud. Los medicamentos son productos sociales. Pero esto es un negocio e incluye una interpretación política, es un juego. Entonces, las patentes tienen una lógica capitalista contra la Salud Pública. ¿Qué está pasando con los países que no pueden pagar la vacuna? Todo como siempre, el rico, el pobre… vivimos en sociedades absolutamente injustas.

JM.- El informe al que ha aludido Mercedes es correcto, se entiende y coincidimos con sus ideas. Las patentes son sistemas que fomentan la innovación y así se desarrollaron en la historia, sin embargo, han degenerado, y en el momento actual se emplean casi para bloquear la innovación, para evitar la competencia, es decir, se han transformado en algo corrupto.

Nuestro planteamiento no es tanto centrarnos en las patentes, nosotros lo que queremos es que, si las vacunas funcionan, deberían llegar a la población del mundo, pero no tanto por eliminar las patentes, sino porque haya acceso. Si lo que queremos es acceso, ya no es tan importante liberar la patente en sí misma, porque no es suficiente si no hay capacidad de producción y si no hay un saber cómo hacerlo. Lo que queremos es que siga habiendo innovación y que haya acceso, y para eso hay acciones intermedias que se podrían tomar, por ejemplo, la compra de la patente por parte de los Gobiernos, con un justo precio, con diferentes modelos de negocio: pago condicionado, según disminuyan los problemas; pago descontando las ayudas públicas para el desarrollo de la vacuna; etc.

Es muy irónico, porque, probablemente, la vacuna contra la Covid-19 donde sería menos importante es en los países enriquecidos, y donde sería más importante es en los países empobrecidos. Es un problema similar al que hemos tenido con la vacuna del virus del papiloma humano (VPH), que donde es importante es en Haití, donde el cáncer de cuello de útero mata mayoritariamente, y, sin embargo, la vacuna se aplica en poblaciones ricas.

“Las patentes tienen una lógica capitalista contra la Salud Pública”

AS.- Destacan el papel del médico de cabecera, ¿dónde reside el valor distintivo de este profesional?

JM.- En lo que llamamos longitudinalidad, que es la relación a largo plazo, desde el nacimiento hasta la tumba, para multitud de problemas. Esto exige que la sociedad también crea en el profesional. El profesional tiene que estar asentado y querer asentarse en un lugar de por vida, que al principio es muy atractivo, pro también es muy duro, porque uno tiene que convivir con los errores. También tiene la belleza de la relación en la que es el médico de toda la vida, y, por otro lado, exige del médico, aparte de ese asentamiento, una multiplicidad de habilidades, en la que lo mismo toma una muestra de cuello de útero, que cose a un niño, que atiende al parto, que atiende a morir en casa, que sabe aconsejar en una situación de crisis después de una violación… que convierte el trabajo del médico de cabecera en muy atractivo y muy difícil. Es decir, requiere continuidad y polivalencia. Si alguien tiene un buen médico de cabecera, que lo cuide.

El compromiso del profesional tiene que ser intenso, pero no puede suceder lo que está sucediendo, que es que se suicidan más los profesionales sanitarios, los médicos, consumen más alcohol y más psicofármacos, lo cual signi#ca que lo estamos haciendo mal. Tendríamos que tener un compromiso intensísimo con los pacientes y poblaciones, sin que esto conllevase el coste personal que nos llevara al suicido. Queremos profesionales felices, que disfruten de su salud, y eso hay que intentar conseguirlo. La pandemia ha incrementado este problema, los profesionales están quemados, hartos. Nuestro libros también llegan a los profesionales, aunque somos muy crudos con ellos, pero creemos en ellos, queremos para ellos lo que no hay.

MPF.- Además de todo eso, que es cierto, el valor del médico de cabecera reside en lo que llamamos tecnología dispersa, que es llevar conocimientos y técnicas a los domicilios y comunidades, tanto en pueblo como en ciudad. Es decir, enseñar, darles tecnología a las personas.

“Si alguien tiene un buen médico de cabecera, que lo cuide”

AS.- ¿Podrían de!nirme, en pocas palabras, qué es para ustedes un buen médico?

JM.- El que es capaz de ofrecer dos tipos de calidades. La primera, la calidad que se vende, la cientí#co- técnica, de manera que si usted tiene un dolor abdominal no se me puede escapar que tiene apendicitis o que no la tiene. Esa calidad es di#cilísima, porque es hacer el 100 por cien de lo que hay que hacer y no hacer el 100 por cien de lo que no hay que hacer, es decir, incluye el saber hacer y el saber no hacer. Un cirujano muy majo me dijo que a hacer una operación se aprende en tres meses, a saber cuándo no hay que hacerla se tarda 30 años.

Y, además, ofrecer calidad humana, de acogimiento, de mirar a los ojos. Nosotros hemos escrito un texto, ‘Míreme a los ojos’, de situaciones reales en las que el médico, cuando era imprescindible mirar a los ojos, no lo hizo. Hablo del médico, el administrativo, la enfermera… Sin calidad humana no hay buen médico.

MPF.- Estoy de acuerdo totalmente. Pero para mí lo que es un buen médico y lo que yo intentaba aportar es escuchar y dejar hablar al paciente. Y luego poner en contexto lo que te está diciendo, porque no lo es lo mismo que te lo diga uno a que te lo diga otro. Otra cosa que es muy importante, y que yo he visto que, a veces, no se hace, es dar crédito a lo que te están contando, a su relato. Además, el médico no debe decir “tiene que hacer esto, tiene que hacer lo otro”, debe de dar alternativas. No es lo mismo, según culturas, según expectativas, etc. Esto es lo que yo he intentado hacer en mis 50 años de ejercicio profesional.

AS.- ¿Ustedes disfrutan de su salud? ¿Cómo?

JM.- Lo primero es que disfrutamos de la salud que tenemos, que es muchísima, con sus ventajas y sus inconvenientes. Por ejemplo, mis dientes son muy sanos, solo llevo un implante, pero se me ha caído mucho el pelo. Mi mujer me consoló, porque me dijo que soy un calvo muy interesante y, desde entonces, vivo feliz con mi calvicie.

“El valor del médico de cabecera reside en lo que llamamos tecnología dispersa”

Esto puede parecer solo broma, pero no lo es, es un estilo de vida, en el que intento ser feliz sin ser imbécil. Tenemos problemas tan graves como usted y su familia, me imagino, en todas las familias hay problemas y algunos graves y dolorosísimos. Pero no puedo dejar de vivir. Hubo una sospecha hace 20 años de que tenía cáncer y fui capaz de hacer lo que aconsejaba a mis pacientes: disfrute del tiempo que tiene mientras tenga cáncer. En el tiempo que tuve la duda me sorprendió a mí mismo, porque era capaz de hacer lo que les decía a mis pacientes, lo cual me digni#có mucho como persona y como profesional. Intentamos disfrutar de todo. Mañana podrá haber cáncer, pero estoy seguro de que algo podremos hacer. Y mucho sexo, desde los 17 años que nos conocimos, igual que con la comida, Mercedes cocina maravillosamente. Nosotros disfrutamos de una vejez espléndida, notamos que somos viejos, pero disfrutamos de ello, de 51 años de aburrimiento.

“Creer que la Medicina te puede resolver la vida es un error”

MPF.- Yo soy una disfrutadora nata. Estoy un poco acomplejada, porque desde hace cinco años estoy bajando mucho, tanto físicamente, por la edad, como intelectualmente. Tengo que llevar una medicación crónica y te conviertes en una enferma, pero yo no quiero ser enferma, aunque me tomo las pastillas. Yo tenía un paciente que era muy divertido, que cuando le decían que estaba enfermo decía que no, que él se consideraba sano.

Cuando llegue mi momento pues ha llegado, que más da, he vivido, he hecho una carrera, he sido muy feliz con mi profesión, he tenido cuatro hijos, tengo ocho nietos. No es que no me importe morirme, pero el día que me muera pues me quedaré tan a gusto. Por esto escribimos este libro, porque creer que la Medicina te puede resolver la vida es un error, es la educación desde pequeños, el amor al prójimo, eso es. 

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