
"Este estudio revela que, en España, la población escéptica respecto a la seguridad de las vacunas (8,93%) y a su efectividad (7,11%) es inferior a la media europea, donde un 17 por ciento de la población estima que las vacunas no son seguras y un 11,3 por ciento considera que no tienen probada efectividad", continúa SEMFYC.
En este sentido, esta sociedad científica declara que las cifras "quedan lejos de países como Francia donde, con un calendario de vacunación más coercitivo, registran elevadas ratios de rechazo". "En el país vecino, hasta un 40,97 por ciento de la ciudadanía estima que las vacunas no son suficientemente seguras", señala.
Creciente número de personas que expresan su desconfianza
"El creciente número de personas que expresan su desconfianza sobre la seguridad y eficacia de las vacunas se explica por la creciente cientificación de la sociedad, las estrategias de empoderamiento en salud de los ciudadanos, las evidencias reveladas sobre la influencia de los intereses comerciales en el conocimiento biomédico y los daños producidos por la progresiva medicalización de la vida", sostiene el coordinador del Grupo de Trabajo sobre Bioética de SEMFYC, el doctor Abel Novoa.A juicio de este profesional sanitario, "la clave para que el profesional especializado en Medicina de Familia y Comunitaria responda ante esta situación reside en explorar la duda vacunal de manera sistemática, aunque no se hayan expresado explícitamente en la consulta de modo que, ante posiciones contrarias a las vacunas o de duda vacunal, se aporten argumentos en términos razonables y respetuosos".
"Este es el único camino para fortalecer la confianza", continúa Abel Novoa al respecto, tras lo que agrega que "las instituciones profesionales también deben generar confianza fomentando la mejora del gobierno del conocimiento biomédico con más transparencia y mejor rendición de cuentas de todos los agentes implicados, así como impulsando la participación ciudadana en las decisiones de salud pública".
En este contexto, el representante de SEMFYC subraya que "debido a que la sociedad está cada vez más informada y que el conocimiento científico es siempre provisional y, a veces, contradictorio, es previsible que la duda vacunal siga aumentando". "No podemos mirar hacia otro lado y buscar atajos", manifiesta, al tiempo que indica que "no es productivo para la búsqueda de soluciones, ni hay argumentos éticos suficientemente sólidos, interpretar la duda vacunal y las posiciones contrarias a las vacunas como un problema de ignorancia, de maltrato parental o de daño grave para la salud pública".