Básicamente los expertos se ponen de acuerdo en afirmar que el tratamiento con protones, aunque con sus ventajas, está indicado en muy pocos casos y que las terapias aplicadas en la actualidad, por lo general, son las apropiadas. La doctora Ana Mañas, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) para este tema y jefa del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario La Paz, es una buena conocedora de la terapia con protones, puesto que fue encargada de hacer un estudio centrado en la instalación de protones en nuestro sistema sanitario; encargo que se vio frenado por la crisis, dado el gran coste que comportaba.
Actualmente, calcula Mañas que sólo la instalación del artilugio ascendería a unos 140 millones de euros; cantidad que no tiene en cuenta el costosísimo mantenimiento, aparataje complementario que conllevaría (sistemas de resonancia, PET, escáneres, otros tipo de aceleradores que combinen distintas partículas, además de muchos profesionales). Por ello afirma que es un proyecto que de realizarse tendría que tener apoyo estatal, tal como fue pensado en su momento.
Prácticamente son las mismas cuentas que echa la doctora Natalia Carballo, jefa del Servicio de Oncología Radioterápica de MD Anderson, para quien la cuantía general sería de unos 200 millones de euros. En cuanto al coste del tratamiento lo eleva, dependiendo de si se realiza en Europa o en EEUU, a entre 100.000 y 300.000 euros
Tratamiento más preciso
Ana MañasLa doctora Mañas indica que la terapia con protones viene utilizándose desde hace unos 10 ó 12 años e incide en que estos son unas partículas que tienen unas características físicas que confieren al tratamiento más precisión. Aclara que utilizados en dosis muy altas no interfieren en los tejidos de alrededor del tumor, con lo que ofrece más posibilidades de curar unos determinados tipos de tumores, “ya que no tendremos la toxicidad ni las secuelas que tiene otro tipo de tratamientos”.
Dicho esto precisa que está indicado para muy pocos tumores; escasos tumores que además serían tratados de forma combinada con distintas partículas. Afirmaciones con las que está de acuerdo la doctora Carballo, quien no se pronuncia si el de protones sería el tratamiento más adecuado para el niño británico, puesto que “necesitaría conocer el historial clínico del niño para poder decantarse por el diagnóstico y consiguiente tratamiento”.
“En nuestra práctica diaria tratamos con fotones y con electrones. Y los protones y los adrones serían un par de partículas más que, unidas a las que tenemos, conformarían tratamientos que serían más precisos”, afirma Mañas, quien añade que los cánceres infantiles por lo general tienen un alto porcentaje de curaciones y que cuando son tumores infrecuentes se deciden más allá de las unidades multidisciplinarias. Es decir, que tienen en cuenta los protocolos europeos, norteamericanos y españoles, además de la opinión del comité de expertos. Ambas coinciden en que todos estos protocolos son muy estrictos.
En rueda de prensa, los padres de Ashya, el niño del problema, comentaron que con el tratamiento que se le aplicaba en el RU cabía la posibilidad de que quedara en estado vegetativo. Al respecto la doctora Carballo apunta a que, cuando se les aplica la radioterapia habitual siendo niños tan pequeños, existe la posibilidad de que tenga problemas de crecimiento y de desarrollo cognitivo. Es quizás la causa que lleva a los padres a decantarse por los protones, que incluso administrado en altas dosis no daña el tejido circundante al tumor; un tejido en crecimiento, tal como argumentaba la doctora Mañas.
La importancia del factor religioso
La doctora Mañas explica que la base de los tratamientos de los tumores infantiles es la quimioterapia. Y en el caso de Ashya King sí que considera determinante que la familia sea Testigo de Jahová. Porque, argumenta, “hay que tener en cuenta que el tratamiento con quimioterapia produce disminución de las células en la sangre; situación que provoca que estos pacientes requieran transfusiones”; razón por lo que recuerda Mañas que los Testigos no las permiten en los tratamientos.Deduce la doctora Mañas que la familia se debió meter en internet y encontraron el tratamiento de protones para niños. Desde luego las redes sociales las manejan muy bien, tanto que el hermano mayor de Ashya (23 años) ha logrado con sus vídeos cambiar la opinión pública y hacer que el caso lograra una trascendencia que va mucho más allá de un episodio médico para convertirlo casi en un tema de Estado con, incluso, la intervención del primer ministro del Reino Unido, David Cameron, que mostró su compasión por la familia, tras la retirada de la orden de prisión contra sus padres. Lo que se dice darle la vuelta de tal forma a la situación que los progenitores pasaron de ser encarcelados en la prisión de Soto del Real a ser liberados para que se puedan reunir con la criatura de 5 años, actualmente estabilizada en el hospital Materno Infantil de Málaga, desde el que parece se le dará un alta inminente.
Comparación de métodos

La doctora Mañas se refiere a la dificultad de comparar qué métodos son mejores en el campo de la tecnología y expone un ejemplo que aclara cualquier duda al respecto: “no hay ensayos comparando la máquina de escribir con el ordenador. Y sin embargo todos utilizamos el ordenador. Así que no se puede comparar una tecnología de hace muchos años con la de ahora”.
Aunque sin asegurarlo, la jefa del Servicio de Oncología Terapeútica de La Paz piensa que Ashya King ha sido operado de un neuroblastoma, si bien algún medio habla de meduloblastoma. De cualquier forma matiza que el tratamiento con protones conlleva sesiones de quimioterapia y radioterapia, “ya que los protones son un tipo de radioterapia”, con lo que los padres de Ashya parece que no se han terminado de enterar bien de la historia, si es que las razones que oponen al tratamiento de los doctores británicos es el religioso, claro.
Achaca las dimensiones adquiridas por el caso a una serie de “desgraciadísimos” factores y respalda sin dudar el protocolo decidido por sus colegas británicos- “basado en una amplia evidencia científica”- . Critica la reacción de los padres de Ashya que deciden motivados "por razones religiosas; cuestión con la que al médico se le ponen los pelos de punta” . Y concluye contundente que los padres hicieron mal al no comunicar que era un alta voluntaria”.
No es terapia de elección
Con esta apreciación discrepa la jefa del Servicio de Oncología Radioterápica de MD Anderson, Natalia Carballo, que se inclina por la versión de que el alta voluntaria había sido firmada por un médico y deduce que de ahí viene el que fuera retirada la denuncia de las autoridades sanitarias británicas y la consiguiente libertad para los padres del niño. Es una cuestión en la que las informaciones no se ponen de acuerdo. Bajo esta hipótesis arguye que los padres tienen derecho a decidir dónde quieren que sea atendido, si bien incide en que la de protones no es una terapia de elección, como ya había reiterado Mañas.Ambas profesionales desligan el hecho de que el tratamiento sea caro con que no haya sido el elegido por los médicos. Desechan con energía la desconfianza que la crisis siembra en casos de tratamientos muy caros y llaman a tener en cuenta que los protocolos que se establecen para tumores pediátricos no incluye la radioterapia de protones; ni en el caso de los protocolos europeos ni en los norteamericanos. Nuestro SNS también ha enviado a pacientes para que sean tratados con protones a Francia o a Suiza, básicamente. Cuando se trata de un tratamiento costeado por el propio paciente el destino suele ser con frecuencia Estados Unidos que cuenta con numerosos centros.
En resumen se podría decir que la nueva terapia supone una ventaja tecnológica, pero que muy pocos pacientes necesitan esa herramienta puesto que son muy pocos casos al año en que se prescribe el tratamiento. Es decir, que con los existentes actualmente en el mundo se cubre fácilmente la escasa demanda. Al menos de momento.