Tedros Adhanom Ghebreyesus
Así, dicha Estrategia mundial contempla el liderazgo, concienciación y compromiso; la respuesta de los servicios de salud; acción comunitaria; las políticas y medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol; la disponibilidad de alcohol; el marketing de las bebidas alcohólicas; las políticas de precios; la mitigación de las consecuencias negativas del consumo del alcohol y la intoxicación etílica; la reducción del impacto en la Salud Pública del alcohol ilícito y el alcohol de producción informal; y el seguimiento y vigilancia.
Lo OMS resalta que cada año se pierden tres millones de vidas a causa del uso nocivo del alcohol. Por este motivo, indica que "se prevé que la Estrategia mundial promueva y respalde las iniciativas locales, regionales y mundiales destinadas a prevenir y reducir el uso nocivo del alcohol".
Dicha organización apunta, además, que "para que la acción sea sostenible, hace falta un firme liderazgo y una sólida base de concienciación, voluntad política y compromiso". En este contexto, añade que son necesarias una formulación de estrategias; establecimiento o designación de un organismo o institución principal, según proceda, que se encargue del seguimiento de las políticas, las estrategias y los planes nacionales; coordinación de las estrategias relativas al alcohol con la labor de otros sectores pertinentes; y aumento del conocimiento sobre los daños que el consumo de alcohol causa a terceros, entre otras opciones.
Participación de los servicios de salud
Además, la OMS establece en su Estrategia que "los servicios de salud son fundamentales para abordar los daños a nivel individual entre las personas con trastornos debidos al uso nocivo del alcohol y otros problemas de salud provocados por el alcohol". Así, remarca que "los servicios de salud deben ofrecer intervenciones de prevención y tratamiento a los individuos y las familias que corren el riesgo de sufrir trastornos por el consumo de alcohol y afecciones asociadas, o que ya los padecen".Por otro lado, el plan de esta organización refleja que "los Gobiernos y otros interesados pueden ayudar a las comunidades y potenciar su capacidad para que utilicen conocimientos teóricos y prácticos locales para adoptar enfoques eficaces que permitan prevenir y reducir el uso nocivo del alcohol modificando el comportamiento colectivo, antes que el individual, sin dejar de respetar las normas culturales, las creencias y los sistemas de valores".
La OMS argumenta que "las estrategias de reducción de los daños asociados al alcohol al volante deben incluir medidas disuasorias destinadas a disminuir las probabilidades de que una persona conduzca bajo los efectos del alcohol, así como medidas que creen un entorno de conducción más seguro gracias al cual serán menores la probabilidad y la gravedad de los daños por colisiones propiciadas por el alcohol".
Sobre las estrategias de Salud Pública destinadas a regular la disponibilidad comercial o pública de alcohol mediante leyes, políticas y programas, dicha institución resalta que "son un medio importante para reducir el nivel general de uso nocivo del alcohol. Esas estrategias prevén medidas esenciales para evitar el acceso fácil al alcohol por parte de grupos vulnerables o de alto riesgo".