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La cerveza derriba falsos mitos: no engorda y reduce el riesgo de diabetes tipo II y de Alzheimer

VIII Simposio Europeo Cerveza y Salud

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El Museo de Ciencias Naturales de la ciudad belga de Bruselas ha acogido la celebración del VIII Simposio Europeo Cerveza y Salud, en el que científicos e investigadores derribaron falsos mitos como el que dice que la cerveza engorda, para dejar paso a evidencias que manifiestan que esta bebida reduce el riesgo de sufrir diabetes tipo II y provoca efectos positivos en la prevención de la degeneración neurológica derivada del Alzheimer, entre otras cosas.

Corina-Aurelia Zugravu

Esta cita, cuyo comité estuvo presidido por la doctora Corina-Aurelia Zugravu, quien también se encargó de la inauguración, reunió ponencias de profesionales de toda Europa, como el periodista colaborador con revistas como National Geographic o Nature, Andrew Curry; la profesora Helena Conibear, de la European Society for Prevention and Research y CEO de The Alcohol Education Trust del Reino Unido; y el profesor Kjeld Hermansen, del Institut for Klinisk Medicin - Medicinsk Endokrinologisk de Dinamarca.

En representación de España acudieron el profesor y consultor senior en el Departamento de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, el doctor Ramón Estruch, quien también formó parte del comité organizador del simposio, y la profesora de la madrileña Universidad de Alcalá de Henares y especializada en Toxicología, la doctora María José González Muñoz.

"Puede parecer muy extraño conectar cerveza con salud, pero la investigación nos dice que es así, que es real", declaró en la apertura del simposio Corina-Aurelia Zugravu. Su consumo, según la presidenta del comité organizador, "no es en absoluto dañino" y, aunque aseguró no tener intención de "animar a la gente a beber con exceso, más bien al contrario, sí recomendamos un consumo moderado".

Ese consumo moderado, según detalló Andrew Curry, parece estar presente en las sociedades desde hace miles de años. "El alcohol está integrado en nuestra sociedad, forma parte de nuestra cultura", explicó, desde que sobre el año 7.000 antes de Cristo, en China, se registraran evidencias de este consumo de alcohol, pasando por los constructores de pirámides que se refrescaban e hidrataban con estas bebidas, hasta la actualidad.
No hay recomendaciones oficiales de consumo
Pero, ¿cuál es ese consumo moderado al que los dos primeros ponentes hicieron referencia? No hay un acuerdo oficial pero, tal como se insistió durante el simposio, lo ideal sería beber una cerveza en el caso de las mujeres y dos en el caso de los hombres cada día.

Lo que sí tienen claro los profesionales es quién no debe beber alcohol: las embarazadas, madres en época de lactancia y quienes vayan a conducir; grupos de población que, en el caso de querer beber cerveza, deben optar por una sin alcohol. A partir de ahí, como relató Helena Conibear, las sugerencias varían de país a país. En Estados Unidos y Reino Unido, los profesionales creen que es mejor ofrecer recomendaciones semanales antes que recomendaciones diarias, ya que no todas las personas tienen un consumo diario. Alemania, Austria, Polonia y República Checa, por ejemplo, opinan que lo ideal es no beber, al menos, dos días a la semana.

"Beber más no aumenta el nivel de protección de la salud y, de hecho, la daña", recordó Conibear, quien además, finalizó apuntando que lo más saludable es beber despacio, con comida, y alternar el consumo de la cerveza con agua.
En diabetes tipo II también es posible su consumo
davEn términos más concretos, el simposio comunitario Cerveza y Salud puso sobre la mesa dos enfermedades en las que el alcohol y la cerveza pueden jugar un papel protagonista. Por un lado, Kjeld Hermansen trató la relación entre diabetes tipo II y el consumo moderado y ligero de cerveza, que provocaría que el riesgo de padecer la enfermedad fuera más bajo que entre quienes no la beben de manera moderada. Además, según el danés, aquellos que ya sufren de diabetes tipo II no tienen por qué abstenerse de consumir de forma moderada la cerveza, aunque a su juicio son necesarios más estudios sobre sus efectos, positivos o negativos, a largo plazo.

Hermansen, sin embargo, ofreció una de las evidencias científicas quizás más desconocidas que desmonta un mito extendido entre la sociedad; la cerveza -su consumo, de nuevo, moderado- no engorda. "No está demostrado que el consumo moderado de cerveza o alcohol produzcan un aumento de peso", aseguró el profesor de Dinamarca, quien cerró su ponencia animando a los presentes a "ser felices y beber cerveza".
El lúpulo y el silicio, ingredientes clave
Otro de los efectos positivos de esta popular bebida milenaria lo presentó la profesora española María José González, quien destacó que la cerveza -en concreto, la cerveza sin alcohol- podría estar relacionada con la prevención del Alzhéimer debido a su alto contenido en lúpulo y silicio, una sustancia conocida por su ayuda al mantenimiento del cabello y la piel, de la salud ósea y de la ayuda a la disminución del riesgo de arterioesclerosis. A juicio de la toxicóloga, la cerveza sería un método profiláctico efectivo en la prevención del desarrollo de esta enfermedad debido a sus ingredientes antioxidantes.

En definitiva, y aunque los efectos positivos de esta bebida aún están en fase de descifrarse, el VIII Simposio Europeo Cerveza y Salud puso sobre la mesa que, con un consumo responsable, la cerveza puede ser una ayuda para la vida saludable en muchos aspectos hasta ahora desconocidos o, en ocasiones, expuestos de manera errónea.

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