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Facultativos analizan situaciones en las que la mejor práctica médica es no actuar

EN EL IV CONGRESO NACIONAL DE MÉDICOS JÓVENES

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En el marco del IV Congreso Nacional de Médicos Jóvenes, diferentes facultativos han reflexionado sobre situaciones en las que la mejor práctica médica consiste en no hacer nada, para no agravar la situación del paciente, en un encuentro que congregó a centenares de jóvenes profesionales de la Medicina y que se celebró en la sede del Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM).

José Luis Jiménez Martínez
To do or not to do
El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Orense, el doctor José Luis Jiménez Martínez, moderó la mesa y centró el debate, con abundantes referencias bibliográficas, relativas al "hacer o no hacer, (to do or not to do), esa es la cuestión", en remembranza shakespeariana.

Según afirmó, la actual controversia sobre actuar o no en Medicina tuvo sus primeros ecos en la revista The Lancet y, posteriormente, en el New England Journal of Medicine. En estos primeros medios se empezó a despejar la ecuación en la que las excesivas expectativas de los pacientes son contestadas por las entidades sanitarias con demasiadas pruebas y sobrediagnóstico, recursos propios de la Medicina defensiva, con el resultado de daños y riesgos potenciales para el paciente y enormes costes asistenciales.
Páginas doloridas
Jiménez Martínez recomendó diferentes lecturas a los médicos jóvenes. Entre ellas, ideas escogidas del libro 'Cuando los doctores no escuchan', con las que los autores Leana Wen y Joshua Kosowsky critican el auge de la Medicina exhaustiva y superficial. También se hizo eco de las, entre 44.000 y 98.000 muertes que se producen por iatrogenia, según un documento publicado por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) y la Organización Médica Colegial (OMC).

Para el presidente colegial gallego, el sobrediagnóstico del que hablara en su día H. Gilbert Welch, hace que los médicos generen enfermedad cuando persiguen la salud. De ahí que The Lancet proponga en Medicina hacer lo imprescindible para hacer lo correcto, con intervenciones necesarias y sin despilfarro. Al hilo de las 3.600 recomendaciones de cosas que no hay que hacer en Medicina, a partir de 26 fuentes. Para lograr una práctica clínica mínimamente disruptiva y fracturada. Ya que, en su opinión, la Medicina basada en la evidencia, sin el paciente, es tiranía. Concluyó Jiménez Martínez con una sentida alusión al doctor Luis Montes.

Juan Gérvas
Artistas de la incertidumbre
El médico rural retirado y colaborador habitual de Acta Sanitaria, el doctor Juan Gérvas, definió a los médicos como artistas de la incertidumbre y enamorados de la tradición oral. Desde el chamanismo, tolerado por las comunidades indígenas en función de los beneficios clínicos que aportaba, reflexionó Gervás que los médicos han cambiado su forma de hacer daño. Antes era a requerimiento de los pacientes y ahora se hace por decisión de los profesionales, con una tendencia todavía más clara desde que la genética irrumpiera en el último cambio de siglo.

Denunció Gérvas que, a mediados del siglo XX y según publicó The New England Journal of Medicina había una práctica mayoritaria y abusiva de la amigdaloctomía en los niños de las clases altas de Nueva York para evitar, supuestamente, las fiebres reumáticas. Esto le permitió al ponente afirmar que la prevención es igualitaria y la Medicina clasista.

Para el ponente, la extirpación preventiva de las amígdalas no ha mejorado en 100 años, según autores como Glover. Si antes la excusa para practicarla era evitar enfermedades deformantes, o hasta la impotencia en extremos paródicos, ahora los médicos alegan ronquidos, aseguró. En el turno de preguntas, también echó Gérvas un responso por el alma de la Salud Pública, paciente en fase terminal por falta de inversión.

Juan Gérvas, Ángela Hernández Puente, Jacinto Bátiz y José Luis Jiménez Martínez
Matar con palabras
En sentido similar, razonó que el dolor de espalda, incurable de por sí, genera inválidos desde los planteamientos actuales. O, incluso llega a ser considerada una enfermedad "infecciosa". Así ocurrió, ironizó Gérvas, con la reunificación de Alemania, desde la cual se empezó a operar a destajo este problema de salud, en los territorios de la extinta RDA, por imitación de la Federal. Gérvas afirmó que algunos médicos tienen licencia para matar, con palabras, como ocurrió con la indicación de hacer dormir boca abajo a los bebés.

Sobre los antitérmicos el ponente aseveró que producen inflamación y algunos antiinflamatorios producen infarto, en ocasiones. Sin tener en cuenta que la fiebre es un proceso corporal normal que algunos no entienden, por lo que incluso realizan punciones lumbares en los niños. También Gérvas destacó tanto el abuso como él no uso de medicamentos, como ocurre en un cinco por ciento de las bronquitis, en las que es fundamental usar antibióticos.

Ángela Hernández Puente
Dejar quieto el bisturí
La presidenta de la sección de Atención Hospitalaria del sindicato médico madrileño AMYTS, la doctora Ángela Hernández Puente, afirmó que la cirugía no es opción en colelitiasis asintomática, y que hay otras prácticas cuestionables como el sondaje vesical durante más de 48 horas, no prolongar más de 24 horas las profilaxis antibiótica o usar tratamiento antibiótico postoperatorio tras operaciones de apéndice "no complejas".

Aludió Hernández Puente al veterano doctor Henry Marsh, quien dijo al final de su carrera que los cirujanos deben mirar más allá de la mesa de operaciones. Opinó que operar tumores no concluye con devolver el paciente al oncólogo. Tras la fuerte frase de que cada cirujano lleva un cementerio a cuestas, también afirmó que el cirujano de riesgo cero es aquel que no opera, aunque sea necesario. Ironizó la ponente sobre el paciente que pelotea entre especialistas para tomar la decisión de ser operado o no, en un juego ridículo entre el anestesista, el cirujano y el internista.

Juan José Rodríguez Sendín

La ponente confesó también que, en cirugía paliativa, los cirujanos sufren como una afrenta profesional y personal el término "no resecable", en tumores avanzados de páncreas. Desconfió la cirujana de escalas de decisión como ECOG, WHO, Zubrod, Kamofsky o KPS.

Hernández Puente reflexionó también sobre la posibilidad de que los pacientes no hagan las preguntas adecuadas antes de operarse. Como primera de ellas, sugirió, inquirir cuántas veces la ha realizado.
No empeorar la agonía
El especialista del Hospital San Juan de Dios de Santurce, el doctor Jacinto Bátiz, disertó sobre la necesidad de adecuar los diagnósticos y tratamientos durante los cuidados paliativos.

Puso como ejemplo que se hagan resonancias en fase agónica. Observó Bátiz también que los médicos que no han sabido prevenir o tratar la enfermedad, tampoco están entrenados para acompañar al paciente en los cuidados paliativos.

Si un tratamiento no es útil para el enfermo, no procede su aplicación, aseveró. También hay que optar por el medio más sencillo, como elegir la vía oral o subcutánea, en lugar de la intravenosa. Además de calibrar las posibles complicaciones y evitar las intervenciones inclementes, insensatas o contrarias a la sostenibilidad del sistema sanitario, sin beneficio clínico.

Jacinto Bátiz
Adecuar la actuación
Afirmó igualmente que adecuar el esfuerzo médico al estado real del paciente, no es eutanasia, sino una buena práctica médica que se debe armonizar con el artículo 36.2 del Código de Deontología Medica (CDM).

Señaló como incorrectas situaciones de personas que fallecen con el gotero puesto, en espera de alguna prueba complementaria o camino de urgencias para detener lo que no tiene freno. Por eso, el ponente recomendó dedicar los últimos días y horas para hacer el mayor acercamiento humano al ser humano en su estado más vulnerable. Además de hablar sin prisas con la familia y humedecer la boca del paciente para que no sienta sed.

Para Bátiz la formación en paliativos evita la frustración que produce el avance inexorable de la enfermedad, para pacientes pero, muy especialmente, para los propios médicos que no ven el fruto a su trabajo. Por todo ello, el ponente aseguró que los paliativos no son una ciencia basada en la evidencia, sino en la experiencia. Y concluyó con la afirmación de que los pacientes no oncológicos no deben morirse peor que los que padecen cáncer.