La que fuera presidenta de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) y del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) aportó estas reflexiones durante el coloquio online que llevó por título 'El Papel de los farmacéuticos en la pandemia Covid-19'. Guió las temáticas abordadas durante la charla el consejero delegado de Executive Forum, César Chiva, organizador de este evento virtual.
Carmen Peña
Farmacéuticos en primera línea
Durante su presentación, César Chiva recordó que Carmen Peña es licenciada y Doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), profesión que ejerce desde 1982, en paralelo con sus responsabilidades institucionales que merecieron distintas distinciones nacionales e internacionales. Le agradeció su defensa de la profesión farmacéutica como uno de los colectivos que están en primera línea contra el Covid-19.Para Chiva, la claridad en el verbo de Peña pone de relieve una profesión que actualmente se juega la vida en defensa, especialmente, de la población más vulnerable por su edad ante el coronavirus, desde una clara preocupación social y científica.

Práctica colaborativa mundial
En su análisis de la actualidad marcada por el coronavirus, Peña dio voz al esfuerzo que realizan diariamente los cuatro millones de farmacéuticos que hay en el mundo, a cuyo frente estuvo cuatro años como vicepresidenta y seis años más como presidenta de la FIP, que aglutina a 152 asociaciones de profesionales del sector activas en todo el planeta, una entidad compuesta únicamente por profesionales, aclaró, en la que no intervienen otros stakeholders del sector salud, como, por ejemplo, las compañías industriales o los almacenes de distribución, entre otros sectores.Recordó esta ponente que, tras el nacimiento de la FIP en el centro de Europa en el año 1912, pronto se convirtió en una asociación de alcance internacional que, desde 1948, empezó a colaborar estrechamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo supranacional con el que realiza documentos de consenso.
Órganos competentes
Entre los órganos que componen la FIP, Peña citó su Buró, su asamblea y su órgano técnico con profesionales, voluntarios y de plantilla, de todo el mundo, para el avance de la profesión farmacéutica, un verdadero ejército de especialistas que, según sus palabras, ayudan a la redacción de informes de aspectos tan variados como la vacunación, la prevención de las enfermedades no transmisibles y, con carácter mucho más relevante en la actualidad, la lucha contra el coronavirus. Para ello, se trabaja actualmente en el acúmulo de información de Big Data sobre medicamentos, tratamientos y el trabajo desarrollado por los farmacéuticos frente al Covid-19.En este esquema de colaboración internacional, afirmó esta ponente que la FIP trabaja directamente con la World Health Professions Alliance (WHPA), que reúne a miembros de las profesiones sanitarias de todo el mundo, y con las organizaciones mundiales de médicos, enfermeros, fisioterapeutas, psicólogos clínicos y veterinarios, en línea con la cobertura sanitaria universal que promueve la OMS.
Todos frente a la pandemia
Peña reiteró que el carácter pandémico del nuevo coronavirus surgido en China a finales de 2019 supone ya un problema mundial que no conoce fronteras, dentro de una corriente de esfuerzos sanitarios que, en el caso de los farmacéuticos del mundo, pasa por abordar los problemas como si fueran muñecas rusas "matrioskas" en las que hay que pasar de los enfoques globales a las aplicaciones nacionales y locales de las medidas más adecuadas.En este punto, destacó esta ponente tanto el trabajo realizado por los farmacéuticos clínicos como aquellos que atienden a los pacientes en las oficinas de Farmacia.

Un documento esclarecedor
Sobre el documento de la FIP en relación con la pandemia de coronavirus en materia de actualización clínica, Peña comentó que, hasta el 26 de marzo pasado, se incluyeron directrices de trabajo para las farmacias respecto al nuevo patógeno.De este trabajo, esta ponente destacó que se identifica a las farmacias como primer punto de contacto entre la población afectada y sus respectivos sistemas sanitarios, a efectos de acceso a los medicamentos, Salud Pública e información sanitaria a los ciudadanos sobre las medidas preventivas y precauciones de comportamiento y control de riesgos para la rápida derivación de personas con riesgo de contagio de pandemia. Desde esta labor tranquilizadora es posible difundir, según ella, pautas razonables sustentadas en la evidencia científica.
Esto implica que el papel de los farmacéuticos se realice con una adecuada distancia física respecto a las personas potencialmente contagiadas, además de proceder a la desinfección de cualquier superficie que puedan tocar, unas precauciones que deben ser aplicadas a todos los ciudadanos, dado el alto número de individuos portadores del virus, que son asintomáticos o presintomáticos. En este contexto, destacó que el mayor número de contagios se produce por transmisión comunitaria en el mayor número de países.
Singularidades en España
Peña aseguró también que, detrás de la tupida red de farmacias que hay en España, hay una dimensión profesional y científica que los ciudadanos no siempre tienen en cuenta, sin óbice para la gran aceptación social que tienen los miembros de este colectivo.Según datos del CGCOF, en el país hay más de 74.000 farmacéuticos colegiados, cuya labor se realiza en más de 22.000 farmacias distribuidas en una red muy bien planificada de establecimientos que permite ir andando a más del 90 por ciento de los ciudadanos a la hora de adquirir sus medicamentos y productos de autocuidado, una cifra de oficinas que también incluye 2.128 farmacias en municipios de menos de 1.000 habitantes y otras 1.200 en poblaciones con habitantes inferiores a los 500 residentes.
Junto a esta capilaridad, eficacia y seguridad de los productos dispensados, es posible, según esta farmacéutica, atender a las personas que viven tanto en los centros urbanos como en los focos poblacionales más remotos, dentro de una actividad en la que muchas veces el farmacéutico trabaja en solitario, junto a un técnico o a un auxiliar, como única ayuda.
Esta es una realidad puesta al servicio, especialmente, de los tres millones de personas mayores de 80 años, que constituyen el principal grupo de riesgo por coronavirus en España. Desde esta exposición al Civid-19, el peligro es mayor por la concurrencia de enfermedades crónicas y la polimedicación con más de cinco fármacos al día, además de vivir en residencias buena parte de las personas de edad y otros espacios cerrados dramáticamente afectados por el virus.
Cifró Peña en 262 millones las actuaciones y consejos farmacéuticos relacionados con la Salud Pública, gracias a 210.000 puestos de trabajo, mayoritariamente ocupados por mujeres.
Volver al espíritu asistencial
Desde una farmacia activa hasta mediados del siglo XX, recordó Peña que el farmacéutico titular era un actor de Salud Pública imprescindible, a partir de las prescripciones y fórmulas realizadas por los médicos de los municipios y otras funciones, como la calidad de las aguas para consumo humano o el control de las infecciones, como la pandemia de gripe de 1912. Estaban encargados, por tanto, de que estos fenómenos no afectaran masivamente a la población, con pérdida progresiva de estas atribuciones en la segunda mitad del siglo.Dejación política y carga viral
Detecta Peña una pérdida de estas funciones por dejación política en el último medio siglo, con falta de sensibilidad hacia esa función sanitaria esencial. Además de destacar la gran labor realizada frente al coronavirus por los farmacéuticos hospitalarios, también realzó la función de los profesionales comunitarios de este sector, al ser también farmacéuticos clínicos, expuestos gran parte de ellos a altas cargas virales.Sobre dicha carga viral, entendida como cantidad de virus presente en el organismo, la anterior responsable del CGCOF alega que supone la necesidad de poner una alerta roja, ante el alto grado de exposición. Situó, por tanto, a los farmacéuticos en el mismo grupo de más de 13.000 profesionales de la salud presumiblemente infectados en la actualidad, personas cuya función protectora y de prevención tiene visos de agravar el problema de la pandemia, al caer enfermos.
Para Peña, la organización farmacéutica profesional trabaja en estrecha colaboración con la autoridad sanitaria central y las autonómicas, con reducción de las visitas burocráticas a los centros de salud, a través de receta electrónica, una función en la que los colegios provinciales de farmacéuticos piden en la actualidad a las Consejerías de Sanidad que liberen de carga de trabajo en la dispensación que se realiza, hoy por hoy, en los hospitales españoles, debido al coronavirus.
En ese punto, la citada ponente acreditó que las oficinas españolas de Farmacia están plenamente capacitadas para garantizar calidades de los medicamentos como las derivadas de la cadena del frío para la conservación en óptimas condiciones, por ejemplo, de las heparinas, con la confianza que también aporta la distribución farmacéutica de fármacos.
Fallecidos y en cuarentena
A partir de la gran potencia sanitaria y de servicio, Peña reparó que, hasta 1 de abril de este año, 57 farmacias tuvieron que cerrar sus puertas ante la exposición al coronavirus de sus únicos titulares, con una treintena de ellas localizadas en la Comunidad de Madrid, hasta alcanzar la cifra, que, sin duda aumentará, de 276 farmacéuticos en aislamiento o cuarentena, con un total de ocho fallecidos, hasta el pasado 31 de marzo, defunciones debidas, en exclusiva, al contagio por coronavirus, según ratificó.A lo anterior, esta ponente añadió el test de estrés al que está sometido actualmente el modelo español de farmacia, sometido a cantos de sirena, como los modelos empresariales y de titularidad no profesional que perjudica a otros países.
Tratamientos en estudio
Se detuvo también la expresidenta del CGCOF en el avance que supuso contra las enfermedades infecciosas la epidemia de VIH que se experimentó en el último cuarto del siglo XX, un hito que permitió, las décadas siguientes, progresar extraordinariamente en el terreno de los antirretrovirales.En esa tradición, Peña situó los trabajos actuales para el tratamiento del coronavirus, a partir de trabajos muy meritorios, como los que se realizan desde el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y los grandes institutos de investigación.
Sin embargo, no se le escapó a Peña la circunstancia de que aún es poco lo que se puede hacer contra el coronavirus en términos de medicamentos. Aludió, por ejemplo, al célebre antipirético para la fiebre, paracetamol, y a experiencias más recientes con la hidroxicloroquina y la azitromicina, usadas en sobre exposición bacteriana, que no vírica, hallazgos que, a partir de sus buenos resultados antipalúdicos, podrían provocar una demanda internacional sin fundamento, por lo que pidió que no se dispare su demanda, fuera de sus indicaciones para la artritis, el lupus o la malaria.
Además, resaltó Peña que el coronavirus no solo tiene implicaciones respiratorias, sino también inmunológicas y de coagulación, entre otras, lo que requiere una Medicina Personalizada para cada grupo epidemiológico concreto.
Futuro incierto
Ante un futuro económico incierto para el país, la expresidenta del CGCOF tuvo presente que, durante la crisis de 2009, las farmacias españolas aguantaron el tipo para asegurar la aportación de medicamentos a los ciudadanos.Ante la presumible crisis social que sucederá inmediatamente a la crisis sanitaria por coronavirus, Peña elogió el carácter abnegado y responsable de los ciudadanos, ante un confinamiento especialmente difícil, pero pidió más coraje a los responsables políticos.
Según las palabras de Peña, es imprescindible potenciar las medidas de diagnóstico, a través de test, además de todas las medidas preventivas y profilácticas puestas en marcha. Tal como reiteró, y según lo visto en China, será imposible atajar la pandemia sin el volumen necesario de test, después de casi una quincena prácticamente perdida en este terreno.
Más que un servicio esencial
Echa de menos Peña que no haya especialistas de las profesiones sanitarias en los foros consultivos de la Administración sanitaria y que se desoiga también a los especialistas de la industria de tecnología sanitaria que saben negociar muy bien con proveedores de países como China y Turquía.Por todo ello, esta ponente pidió que los responsables políticos no solo tengan en cuenta a los farmacéuticos como servicio esencial tipificado con obligaciones vocacionalmente asumidas, pero sin derechos.
Finalmente, Peña remitió a los ciudadanos a las páginas web de información fiable, como las de las organizaciones de las profesionales sanitarias, dado que desorden y desinformación son peligrosos aliados de la pandemia.