A colación de "la detección del aumento de casos de intrusismo en el ámbito de los tratamientos estéticos (particularmente, los faciales)", los Consejos Generales de Dentistas y de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) han firmado una Declaración a través de la que subrayan que sus colegiados son "los únicos profesionales con atribuciones para realizar tratamientos con microfillers y toxina botulínica".
En la actualidad, y según confirma la primera de estas instituciones, los dentistas solo pueden utilizar medicamentos con toxina botulínica, "con carácter general, para tratamientos contra la sialorrea crónica en adultos y niños", ya que no existen fármacos de este tipo "que contengan en su ficha técnica indicaciones dentro del campo de actuación del dentista, salvo para el caso indicado".
El Consejo General de Dentistas corrobora que, "para las demás indicaciones terapéuticas o estéticas de la toxina botulínica, el único profesional con capacidad para su utilización es el médico". Al respecto, su presidente, el doctor Óscar Castro, indica a Espacio Sanitario que estos sanitarios, como facultativos que son, deberían "poder utilizar todos los avances médicos que vayan siendo aprobados para que redunden en beneficio del paciente".
"Siempre es positivo que la evidencia científica demuestre que un tratamiento es eficaz y solventa una enfermedad", insiste el máximo representante de esta corporación sanitaria, el cual, además, destaca que, "hoy en día, se conocen nuevas aplicaciones terapéuticas de la toxina botulínica para casos de afecciones de la articulación temporomandibular, bruxismo y rechinamiento, dolores orofaciales o sonrisas gingivales".
Utilización en Europa
Óscar Castro incide en las diferencias que existen entre España y los demás países europeos en cuanto a la aplicación de estos productos. "Tal y como nos ha trasladado el Consejo Europeo de Dentistas (CED), en Países Bajos, Noruega, Bélgica, Francia, Chipre, Portugal, Italia, Alemania, y República Checa, los dentistas pueden usar microfillers y ácido hialurónico dentro de su ámbito profesional. Y lo mismo ocurre con la toxina botulínica en el manejo de enfermedades bucodentales, por lo que el marco normativo de nuestro país debería actualizarse", manifiesta.
Todo ello ocurre en un contexto de aumento de intrusismo profesional, tal y como afirma Castro. "Tenemos la certeza de que ciertos sectores profesionales que no tienen atribuciones para realizar estos tratamientos fomentan que sus colegiados los hagan", lamenta, al tiempo que ejemplifica en "muchos salones de belleza" algunos de los establecimientos en los que se están realizando estos procedimientos sin tener la titulación para tal fin.
Declaración junto al CGCOM
Por todo ello, el Consejo General de Dentistas recuerda en su Declaración que, junto a los médicos, "son los únicos profesionales con competencias y atribuciones para la realización de determinados tratamientos con carácter estético o terapéutico mediante el uso de microfillers (ácido hialurónico) o toxina botulínica dentro de sus respectivos campos de actuación".
"El ácido hialurónico puede ser aplicado por dentistas dentro de su campo de actuación, como pueden ser los labios o mejillas, como partes anatómicas de la boca, de la que constituyen respectivamente sus paredes anteriores y laterales", aclara el Consejo, que agrega que, "en todos los posibles usos que excedan de lo llamado comúnmente 'tercio inferior de la cara', los médicos serán los únicos profesionales con capacidad y atribuciones para la utilización de medicamentos con ácido hialurónico".
Por último, el Consejo General de Dentistas pone de manifiesto que los pacientes interesados en estos tratamientos "deben comprobar la titulación del profesional que va a aplicar estos medicamentos, para tener la certeza de que están en manos de profesionales que cuentan con las competencias adecuadas y las atribuciones legales para tal fin".