Las placas de honor fueron entregadas este martes, 17 de noviembre, en la Casa de América. Asistiendo al acto personalidades del mundo de la política sanitaria como el viceconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Manuel Molina, sus directores generales Julio Zarco y César Pascual, y la directora general de Servicios para la Familia y la Infancia del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Salomé Adroher.
Por parte del Colegio de Farmacéuticos de Madrid estuvieron presentes su presidente Luis J. González Díaz y su vicepresidenta segunda, Remedios Piñol. Como rostros más conocidos también se pudo ver y escuchar a la modelo Sandra Ibarra. De la misma forma, la distribución farmacéutica estuvo representada por Miguel Valdés, director general de Fedifar.
Rafael Borrás.
Recordad que somos humanos
En la esperanza de que la humanización de la Sanidad no sea una moda pasajera, y sin pensar demasiado si antes la asistencia sanitaria era algo menos que humana, la responsabilidad social corporativa e institucional busca formas para que la calidez de lo humano llegue hasta los fríos alicatados y enlucidos de los hospitales. Centros asistenciales que quieren ser más que focos de notables profesionales, nidos de virus y refugio de no pocas ineficiencias… Y por eso, a veces, se llenan de colores vibrantes, setas gigantes, narices de clown y las refrescantes risas de la más tierna infancia.Un Rafael Borrás, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Teva, visiblemente satisfecho con la altura personal de los premiados y la relevancia de los asistentes, abrió el acto mostrando su convicción en que la ética, la cercanía y la empatía emocional son las bases de la excelencia asistencial en las que reside la humanización. Para Borrás, ese clima de confort y bienestar que supieron crear con imaginación y compromiso los galardonados va mucho más allá de todo lo que se pueda conseguir con los recursos terapéuticos, siendo el principal objetivo que los padecimientos y la enfermedad no empañen el insustituible ejercicio de estar vivo.
Desde la Rex Pública

Del director general de Teva para España y Portugal, Carlos Teixeira, a los diferentes cargos autonómicos y estatales participantes, todos se sintieron cómodos en un discurso compartido sobre la necesidad de que las emociones positivas y la cercanía sean las señas de identidad de una nueva sanidad a levantar entre todos. Según el máximo directivo de la farmacéutica organizadora de las distinciones, los proyectos sociales elegidos son pruebas inequívocas de que se puede poner verdaderamente al paciente en el centro del modelo asistencial. Sin embargo, el director general de Coordinación de Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid, César Pascual, se encargó de recordar que todavía queda mucho por humanizar en los hospitales españoles, donde los residentes recorren las plantas en busca de enfermedades en lugar de personas con patologías; excusando tal vez como sus palabras a los propios tutores de los médicos neófitos.

Por su parte, el otro director general de la CAM, Julio Zarco (Atención al Ciudadano y Humanización de la Asistencia Sanitaria), aseguró que la re-humanización de la Sanidad pasa por abrir los hospitales a la sociedad, teniendo en cuenta que en ocasiones las emociones pueden enseñar más cosas que Google o los libros de texto. Reflexiones en voz alta que completó el viceconsejero de Sanidad de la CAM, Manuel Molina, al razonar que humanizar no siempre es cuestión de euros, como cuando su departamento decidió que los pacientes pueden ser acompañados por un familiar cuando pasan a urgencias. Añadió a lo dicho, la responsable ministerial de Familia e Infancia, Salomé Adroher, que la referida humanización es tarea de los tres sectores: primero (Administración), segundo (empresas) y, especialmente, tercero (movimientos cívicos).
Colorines, humor y viajes estelares en TAC

Los 11 premiados fueron el Hospital San Juan de Dios por convertir su sala y aparato de TAC pediátrico en un emocionante viaje espacial para los niños, evitando que parte de ellos tenga que ser dormidos para la realización de pruebas de imagen. El programa Poción de héroes, para que los niños fantaseen aunque tengan cáncer. El proyecto Maktub, del Hospital Niño Jesús de Madrid, destinado a que los niños trasplantados de médula ósea puedan recuperarse en un ambiente protector y colorista. El “Jardín de mi Hospi” que ha hecho del ceniciento tejado de La Paz un espacio para que los pacientes infantiles jueguen a ser gnomos entre risas y correteos. El proyecto “Sin miedo al espejo” donde los pacientes oncológicos, quemados o con problemas visibles en la piel puedan mirarse cara a cara con optimismo.

Asimismo, los geriátricos Etxean Ondo del País Vasco, donde los mayores llevan una verdadera vida de hogar (Proyecto “Vivir en casa”). Los campamentos para niños con asma y alergia del Gregorio Marañón, que llevan 24 años permitiendo que los niños pierdan el miedo al polen cuando juegan en la naturaleza. Las risas de los Payapupas y sus “Terapias de la Sonrisa”. La vida en color naranja propuesta por las fundaciones Tejerina, IMO, MD Anderson. El vídeojuego “Virtualrehab” vasco, diseñado para que los pacientes con esclerosis múltiple puedan ralizar su rehabilitación de forma divertida. Y, por último, el programa de “Arte-terapia en el final de la vida” de la unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Sant Pau de Barcelona que, entre colores pastel y modelados de arcilla hace algo más amable la llegada de la muerte.
