Acceso Justo al Medicamento pide acabar con la diplomacia artera y el nacionalismo de las vacunas

Para llevar dosis a todo el mundo y poner fin a la pandemia de la Covid-19

Guardar

acceso-justo-vacunas-omc
acceso-justo-vacunas-omc
La Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) ha pedido acabar con la diplomacia internacional de las vacunas, que busca únicamente fines políticos, y también con un nacionalismo de nuevo cuño que lleva a algunos países a acaparar estos fármacos, hoy imprescindibles, en perjuicio de otras naciones más depauperadas y, por tanto, vulnerables a los estragos de la Covid-19.

En esta nueva entrega del ciclo de vídeo-conferencias dedicadas a los medicamentos y vacunas dirigidos a poner freno en el mundo a la actual pandemia provocada por el SARS-CoV-2, la mesa de análisis contó, como novedad, con testimonios directos desde África, América Latina y el resto del mundo, gracias a la participación de Cruz Roja España, para saber cómo se puede garantizar el acceso y la asequibilidad de estos fármacos vitales, en un contexto mundial constreñido por la exclusividad de las patentes.

Juan José Rodríguez Sendín
En la casa de todos
El presidente de la AAJM, el doctor Juan José Rodríguez Sendín, consideró un notable orgullo poder presentarse a la audiencia como portavoz de una entidad que ya cumple su primer lustro y que tanto debió para su creación a la Organización Médica Colegial (OMC), la misma casa común de los médicos, que, en esta ocasión, también le abrió sus puertas con toda su hospitalidad.

Tras las salutaciones y agradecimientos, Juan José Rodríguez Sendín inició su introducción con la convicción de que la protección de la salud es un derecho humano fundamental, hecho que, a su pesar, parecen olvidar muchos dirigentes políticos en el mundo, sin reparar en que alimentar las desigualdades de las personas condena a la pobreza a los pueblos.

Reiteró Rodríguez Sendín que la vacunación para la Covid-19 es hoy la única salida visible para esta larga pandemia, además de hacer ver que los retrasos en las inmunizaciones supone una sentencia segura de muerte para miles de personas en el planeta, a falta de un sistema global de producción y distribución de vacunas que hoy se revela claramente insuficiente.
Liberar las patentes
Para darle la vuelta a esta situación, el que fuera presidente de la OMC apuesta por la transferencia tecnológica y la liberación de licencias, de cara a llegar a poder producir un número suficiente de dosis con las que proteger a la población mundial.

Sin embargo, señaló Rodríguez Sendín que los Gobiernos de las naciones parecen estar limitados en sus decisiones por las grandes corporaciones farmacéuticas, sin que se pueda evitar que enormes cantidades de recursos pasen de la esfera pública a manos privadas como un escándalo monumental.

Esta dinámica lleva al empobrecimiento de los países y un escaso futuro para sus respectivos sistemas sanitarios. Para el presidente de la AAJM, es hora de cambiar las reglas del juego y que los ciudadanos exijan a sus gobernantes que cese la escalada en los precios de los medicamentos, ya que quejarse sin más no conduce a nada.

En ese punto, Rodríguez Sendín expresó la paradoja de que, aunque la iniciativa multinacional Covax es mera caridad en su deseo incumplido de llevar dosis de vacunas a todos los rincones del planeta, también lo es que dar dinero a ciertos Gobiernos de países de rentas bajas no hace otra cosa que alimentar la corrupción interna, sin que haya beneficio para los ciudadanos.
Otra compañera caída
Tuvo, también, Rodríguez Sendín un recuerdo para la compañera de Médicos Sin Fronteras María Hernández, que perdió la vida hace escasos días en la región etíope de Tigray cuando viajaba con otros dos cooperantes que, también, resultaron muertos por un ataque con armas de fuego a su vehículo.

Esta es otra pérdida irreparable, lamenta el presidente de la AJJM, de una persona que se fue muy lejos de casa para hacer un trabajo de campo que no haría nadie en su lugar, para llevar la ayuda de la Medicina donde más necesaria es.

Juan José Aguirre y su comunidad
Desde la República Centroafricana
Rodríguez Sendín compartió con los asistentes una comunicación personal por vídeo de su buen amigo Juan José Aguirre, actual obispo de la diócesis de Bangassou, en la República Centroafricana, quien no pudo estar presente, como le hubiera gustado, por coincidir la convocatoria con la Conferencia Episcopal del país africano para tratar, precisamente, sobre la pandemia de la Covid-19.

Juan José Aguirre felicitó a los impulsores de la AAJM por seguir abriendo caminos en un mundo complejo, en el que, sin embargo, el SARS-CoV-2 no parece ensañarse demasiado con los atribulados países africanos. Aludió, así, a un fallecido joven la semana pasada y a otro más reciente que era asmático.

Aunque observa Aguirre que la mayor parte de la población se muestra asintomática y, quizás, inmunizada por la dura selección natural que se produce desde el nacimiento. Sin embargo, y por contraste, sí aludió a un alto índice de contagios de coronavirus en el campamento más próximo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Otras causas de muerte
En total, este obispo contabilizó unas decenas de muertes en su zona de actividad pastoral, en un país endémicamente castigado, sin embargo, por la malaria, la tuberculosis, las diarreas y el VIH. Además, se alegra, especialmente, de estos estragos contenidos de la Covid-19, ya que hay una ausencia general de vacunas, respiradores y puestos de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en ese país africano, del que afirmó que es el segundo más pobre del planeta.

Para expresar esta carencia de medios, este obispo refirió el caso de un buen amigo con hepatitis C, al que es imposible tratar con los antivirales de acción directa que curan la enfermedad. Pronto se descartó la posibilidad de viajar a España para ser tratado, donde el hermano Jesús del religioso (el actual consejero de Sanidad de la Junta de Andalucía) le ayudaría con la mejor voluntad, porque la embajada de España de Camerún no da visado a personas ajenas a la Unión Europea (UE), mientras que el tratamiento de dos meses en Costa de Marfil resultó tan oneroso como improductivo para el paciente.
Las medicinas no llegan
Calificó este obispo como muy triste que los medicamentos no lleguen a una gran parte de la humanidad, hasta el punto de que en Bangasú resultó imposible encontrar un tubo del antibiótico doxiciclina para tratar unas lesiones en la piel de una compañera religiosa.

Sobre las vacunas para la Covid-19, Aguirre Muñoz declaró que no llegó ninguna dosis de los centenares de miles de la compañía farmacéutica AstraZeneca donados desde Dinamarca y que terminaron en otras zonas de África central, ni tampoco del medio millón que rechazó Sudáfrica por ser dominante allí una variante del virus que no las hacía útiles. Dio la razón, así, a Rodríguez Sendín al afirmar que la pandemia es un problema global que precisa una solución global.

Tomás Cobo
De la verdad al dolor
El presidente de la OMC, el doctor Tomás Cobo, se hizo cargo de la presentación, moderación y dirección de este encuentro tras la introducción realizada por Rodríguez Sendín. A raíz de los testimonios aportados durante esta sesión por los compañeros médicos de servicio en países de América Latina y África, calificó de heladores los casos de corrupción telúrica y respiradores defectuosos descritos, como la falta de personal especializado para tratar a los pacientes Covid-19 y la carencia de relajantes musculares que deriva en barotraumas debidos a cambios barométricos cuando se aplica la ventilación mecánica sin este tipo de medicación coadyuvante.
Al borde del abismo
Sin ánimo de que sirviera de consuelo a esas dramáticas situaciones, tantas veces multiplicadas por la hiriente pobreza consustancial a algunas naciones, Cobo recordó que España lo pasó muy mal cuando todos estuvimos al borde del abismo y los hospitales tuvieron que sacar de la nada múltiples espacios UCI sin que, finalmente, fueran suficientes para atender toda la avalancha de pacientes y la casi total ausencia de medios de protección individual que caracterizó a los primeros meses de pandemia.

En el panorama europeo e internacional, Cobo citó las declaraciones del vicepresidente de la Comisión Europea encargado de coordinar la acción exterior de la UE, Josep Borrell, en las que contrapuso la obligación de conseguir una vacunación universal frente a la Covid-19 por la vía de superar la diplomacia que utiliza esa acción sanitaria con fines políticos o para el fomento de acuerdos bilaterales y, también, un nacionalismo que empuja a dotarse de dosis, incluso más allá de las necesidades de provisión para la propia población, en forma de acaparamiento insolidario.

Por eso, y con el deseo de mostrar un panorama más positivo, celebra el máximo representante de la OMC que el programa europeo de ayuda a la vacunación en el exterior contemple la trazabilidad y el carácter finalista necesarios para garantizar que los recursos puestos en juego terminan en la protección efectiva a las poblaciones más deprimidas.
Cooperación internacional propia
Por otro lado, y como presidente, también, de la Fundación para la Cooperación Internacional de la OMC (FCOMCI) citó su reciente entrevista con el director de la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Magdy Esteban Martínez, de la que sacó la impresión de que los planes destinados por España al asunto de las vacunas en el exterior son, actualmente, escuálidos y de que, sin duda, se debería hacer mucho más de lo actualmente previsto, dado que únicamente se contemplan partidas de vacunas para los Balcanes occidentales y 100 millones de dosis para los países de rentas bajas.

Respecto a la FCOMCI, Cobo recordó que, mientras las grandes ONG movilizan ingentes recursos, esta entidad de los médicos españoles da cobertura a los facultativos cooperantes que actúan de forma autónoma en los países más desfavorecidos, en un tiempo en el que toda ayuda es poca y en el que hay que colaborar mucho más, según sus palabras.

Desde su creación, esta Fundación se dedica a la protección de la salud, con la cooperación al desarrollo, la promoción del voluntariado y la acción social centradas en el ámbito sanitario con especial énfasis en los aspectos de formación, transferencia de conocimientos, intercambio de profesionales sanitarios y ayuda técnica con los colegios o agrupaciones profesionales de los países receptores, con el propósito de mejorar las condiciones de vida de la población de los países en vías de desarrollo.
La bolsa o la vida
También rechaza Cobo ese principio tantas veces denunciado por Rodríguez Sendín que impone el dicho de la "bolsa o la vida", por el que solo pueden optar a tratamientos los que pueden pagarlos, mientras que los demás pueden incluso fenecer y lo hacen muchas veces.

De África, el presidente de la OMC destacó la tragedia que supone el éxodo del campo a la ciudad, para millones de personas que huyen del hambre y la sequía para caer en pavorosos espacios de miseria urbana, además de un animismo ancestral que rechaza culturalmente la Medicina occidental y empeora las crisis de Salud Pública, en un contexto de falta agónica de recursos humanos y no solo de vacunas.
En el propio interés
Según Cobo, en los países desarrollados debería primar una inclinación natural a ayudar a estas vastas regiones del mundo tan deprimidas, aunque solo fuera por el propio interés, al tener presente que las variantes del SARS-CoV-2 que mutan en aquellos países pueden viajar rápidamente a los ricos y hacer que esta pesadilla planetaria se alargue aún más.

En ese sentido, reiteró el máximo representante de la OMC su confianza en que los fondos europeos destinados a la vacunación en países de rentas bajas no se ceden ciegamente a los Gobiernos locales.

También, Cobo tuvo palabras de reconocimiento a las comunidades religiosas que, desde el pasado siglo y en la actualidad, actúan como islotes de salud, muchas veces los únicos, en las regiones más pobres del planeta, al tiempo que recordó, para el conjunto de los ciudadanos del mundo, que las leyes nacen de las demandas sociales.

Suyapa Figueroa
Honduras, zika, dengue y Covid-19
La presidenta del Colegio de Médicos de Honduras, la doctora Suyapa Figueroa, explicó que este país, de nueve millones de habitantes, padece, desde hace tiempo, Gobiernos inoperantes y corruptos, lo que explica que los medios para asistencia respiratoria mecánica que se dotaron para la epidemia de zika nunca llegaran y, por tanto, no se puedan usar hoy frente a la Covid-19.

Añadió, además, Suyapa Figueroa que Honduras ya tiene su depauperado sistema sanitario desbordado por los casos de dengue, mientras que los niños mueren porque no hay norepinefrina ni otros medicamentos esenciales. Como ejemplo de la corrupción rampante, citó los casos de hospitales móviles comprados a precio de oro y que resultaron inútiles, al igual que los 400 respiradores que se adquirieron sin todas las piezas.

Todo con 1.800 médicos en activo y 84 muertos en acto de servicio, ausencia de medios de protección individual (EPI) y un Gobierno que no compró vacunas porque ya en febrero se había quedado sin dinero para Sanidad, después de haberse perpetrado un saqueo del 70 por ciento del presupuesto destinado a ella.

Ello sin que haya visos de disponer de los 9,8 millones de dosis de vacunas que serían necesarios para proteger a la población, de forma que hoy solo hay 58.125 que hayan recibido la pauta completa, junto a casos dramáticos, como las 56.000 personas que recibieron la vacuna rusa Sputnik y no pueden obtener la segunda, o la insuficiente donación de 1,5 millones de dosis de la vacuna de la compañía biotecnológica Moderna, también insuficientes.
Desidia, corrupción y falta de conciencia
En un clima de desidia, corrupción y falta de conciencia política y social, aludió Figueroa a un difuso préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de 76,2 millones de dólares, mientras que en el país se hace lo que se puede en improvisados puntos de triaje, con una clamorosa escasez de camas de hospital y pocos puestos de ventilación mecánica, que se suple con oxigenoterapia de alto flujo.

Dentro de esta situación de extrema gravedad, Figueroa ve en la indolencia y la venalidad de los responsables del país una carencia de vacunas que expresa que no se diera prioridad a preservar la vida de las personas, con zonas como la selvática Mosquitia, en la que hubo que rescatar con transporte aéreo a compañeros infectados, pero no al conjunto de su población, que muere a raudales in situ.

En sus cifras para la desesperanza, la presidenta de los médicos hondureños cifra en 456 los internistas, 56 los intensivistas y tres los neumólogos de todo el país. También, detecta carencia de remdesivir, fuera del mercado negro, y falta de dexametasona, además de no disponerse de propofol o fentanilo para la ventilación mecánica y los consiguientes riesgos de barotraumas para los pacientes.

En ese marasmo de intereses, Figueroa calcula que tres billones de dólares, el 12 por ciento del PIB, va y viene en forma de maletines, con lo que se priva a la Sanidad y la educación de recursos esenciales, en paralelo a una legislación que fue cambiada para rebajar las penas judiciales por los asaltos al erario público.
Montesquieu ha muerto
Ante la falta de una adecuada separación de poderes en el Estado, los ciudadanos nadan en la pobreza y falta incluso el agua corriente en zonas urbanas a la vez que se generalizan los espacios para la transmisión del SARS-CoV-2, sin que deba verse en la caridad internacional un remedio a toda esta suerte de despropósitos.

En cualquier caso, y para ser positivos, Figueroa anima a la OMC en su empeño de estrechar lazos y potenciar el conocimiento recíproco, al destacar, también, su lucha contra un afán de lucro que actúa inmoderadamente en el mundo.

Ello desde la certeza de que esta suma de esfuerzos permitirá ver frutos muy pronto. También, dio sus más expresivas gracias a Rodríguez Sendín por haber ayudado tanto al Colegio de Médicos de Honduras que ella preside en la actualidad.

Ana María Gutiérrez
Fuertes a pesar de todo
La doctora Ana María Gutiérrez, que es médico generalista y pediatra en el Hospital Usungui de Kinshasa (República Democrática del Congo), tranquilizó a los presentes con la confirmación, hasta el momento, de que la pandemia de la Covid-19 no sacudió demasiado al continente negro.

Ello, quizás, debido a que la población que sigue viva más allá de los cinco años de edad tiene una gran fortaleza inmunitaria y resistencia física al haber superado altas tasas de mortalidad infantil, ya sea por parásitos, infecciones, diarreas o enfermedades respiratorias, y al haber desarrollado una inmunidad cruzada bastante protectora, después de haber estado expuesta a miríadas de patógenos que generan muchos anticuerpos desde la cuna.

Según relató Ana María Gutiérrez, la primera ola de la Covid-19 la encontró a ella trabajando en Camerún, donde apenas contó un centenar de enfermos por el SARS-CoV-2 y un fallecido, con pocos casos de neumonía, al igual que en el Congo, a donde llegó en septiembre de 2020, donde la segunda ola provocada por el nuevo coronavirus se autocontroló prácticamente por sí sola.

Durante la tercera ola, actualmente activa de una manera difusa, la población local refiere síntomas similares al resfriado común y la cefalea, según explicó Gutiérrez., aunque en las decenas de casos conocidos se aprecia, en placa de tórax, neumopatía bilateral que responde bien al tratamiento.
Espacio para el asombro
También representante de Paliativos sin Fronteras en la República Democrática del Congo, esta ponente compartió su sorpresa por la suavidad con la que la Covid-19 pasa por África, dentro de una bastante misteriosa falta de transmisión comunitaria en un contexto de ausencia de protección de la población.

Ello en un medio superpoblado como Kinsasa, en el que los 15 millones de habitantes oficialmente estipulados podrían subir a los 22, y donde grupos familiares de 20 miembros coexisten en espacios de apenas 20 metros cuadrados y el transporte público mueve hasta 30 personas a la vez en sus reducidas furgonetas, a la vez que las escuelas llegan a hacinar de 60 a 100 niños por clase.

Todo en un país, añadió Gutiérrez, en el que nadie usa la mascarilla y la gente no quiere vacunarse porque confía más en la Medicina tradicional y porque se encuentran bien de estado general, de forma que solo se protegen los que tienen que viajar por motivos de trabajo o de negocios y hay riesgo de caducidad para los fármacos de prevención, aunque solo llegan la vacuna de AstraZeneca y la de Sinopharm, por ejemplo, a Camerún.
Sin agentes del cambio
Se entristeció, por tanto, esta ponente al comprobar que los sanitarios, salvo ella, no se ponen la mascarilla y, por tanto, no actúan como agentes del cambio. Según comentó, animó a ello el presidente del Gobierno de la nación, Félix Tshisekedi, una vez por la tele y solo se le hizo caso un día.

En cualquier caso, Gutiérrez confirmó que sí hubo algunos muertos por la Covid-19, con el problema que supone que las personas afectadas tarden hasta siete días en acudir al médico después de empezar a sentirse bastante mal. En fechas recientes, por ejemplo, ingresó una señora con saturación de oxígeno de 67 que ya se consiguió elevar a 87 en el camino a su recuperación.

María Alcázar
Un planeta nada homogéneo
La directora de Cooperación Internacional de Cruz Roja España, María Alcázar, constató la desigualdad mundial en el número de dosis y su administración, dentro del irregular ciclo disponibilidad de las vacunas, con la gravedad que supone que la Covid-19 sea una enfermedad muy discriminatoria a efectos de edad y renta.

María Alcázar comparó los entre 240 y 250 habitantes que hay por médico, como media, en Europa, con los 2.800 de Guatemala y los 16.000 de Burkina Faso, a la vez que 3.000 pobladores del mundo no tienen acceso al saneamiento de aguas y millares de centros sanitarios no pueden poner en práctica la higiene de manos.
Derecho, ética y Salud Pública
Según esta directiva, la protección de la salud es, efectivamente, un derecho humano fundamental que entra de lleno en el terreno de la ética y la Salud Pública, con recuerdo de lo que dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS) al afirmar que nadie estará a salvo de esta pandemia hasta que lo estemos todos, una meta todavía lejana, razonó, si se tienen en cuenta los brotes de transmisión descontrolada que se sufren estos días en países como India, Nepal e Indonesia.

Según Alcázar, hoy es patente que se puede retroceder en la meta de anular la pandemia si no se hacen las cosas bien, dentro de un panorama de repercusiones de difícil cálculo, aunque la Cámara de Comercio Internacional estima que las pérdidas económicas podrían subir a los 4,4 trillones de dólares en los países desarrollados, por retroceso del turismo y el comercio.

Covax, sin embargo
Reconoce la portavoz nacional de Cruz Roja que la iniciativa Covax de compra mancomunada de vacunas en el mundo tuvo un escaso alcance porque las compras se realizan al margen de la misma, a pesar de lo cual, observó, la UE no descarta esta vía.

Destacó Alcázar la doctrina internacional de que los países donen aquellas dosis que no vayan a necesitar y que estas cesiones no respondan a motivaciones políticas, a la vez que será necesario ejercer la transferencia tecnológica y llegar a la liberación de patentes.

Todo si se tiene en cuenta que el crecimiento de los contagios es sostenido en países como Colombia y Ecuador, entre muchos otros, al igual que en África suben los contagios un 25 por ciento y se saturan las UCI en Uganda y Sudáfrica, dentro de una preocupación complicada por la expansión de la variante Delta, antes llamada india.

Precisamente sobre África, comentó esta ponente que no hay percepción del riesgo del coronavirus en la población y que hay 1,3 millones de dosis de AstraZeneca próximas a caducar, a la vez que faltan censos fiables de la población, como también ocurre en la Amazonía americana.
Dosis, logística y profesionales
Para la Cruz Roja, resumió esta ponente, no basta con aumentar las dosis disponibles, si no se garantiza, también, su preservación según la cadena del frío, su transporte y su inoculación por parte de profesionales bien formados.

Alcázar también mostró el mapamundi del índice Inform, en el que las mayores crisis humanitarias se localizan en países del África ecuatorial, Oriente Próximo, Yemen y Venezuela, donde la Covid-19 se superpone a otras crisis endémicas. Así, aboga por una mayor pedagogía social y cambios legislativos que den respuesta a las demandas de la sociedad civil y sean percibidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La preocupación en cifras
Durante esta videoconferencia se tuvieron presentes las declaraciones del director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, según las cuales más del 75 por ciento de todas las vacunas se administraron en solo 10 países, naciones que, a su juicio, dictan el destino del resto del mundo al fabricar y comprar a un tiempo la mayoría de las dosis generadas.