Juan Simó

Tribuna de opinión

La serpiente en el segundo año pandémico

Médico de familia. RL&LP. Centro de salud Rochapea. Pamplona. Navarra. España.

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Juan Simó - La serpiente en el segundo año pandémico
Juan Simó - La serpiente en el segundo año pandémico

La figura que muestra la evolución del crecimiento del gasto en Atención Primaria y en especializada, desde 1984, dibuja una serpiente con una boca que se agranda desde la crisis de 2008. Hay quien atribuye ese mayor incremento al coste de la tecnología sita en los hospitales. Es una explicación importante, pero ni mucho menos la única. Otra gran explicación es el mayor crecimiento del gasto de personal de atención especializada respecto del de Primaria ocurrido desde hace más de 30 años y, también, acentuado desde 2008. Lo veremos en esta entrada que actualiza los últimos datos al respecto. Esta es la Atención Primaria que se ha tenido que enfrentar a la pandemia y cuyos profesionales, igual que los del hospital, se han dejado los cuernos y, algunos, mucho más (aquí). Una pandemia que ha dejado KO y tumbada en la lona a la Atención Primaria.

La 'serpiente' del gasto sanitario público desde 1984 hasta 2021

La siguiente figura muestra la evolución del crecimiento del gasto en Atención Primaria y en atención especializada en términos nominales, desde 1984, que se inició la reforma, hasta 2021 (último año para el que se dispone de datos). Los datos proceden de la Estadística del Gasto Sanitario Público del Ministerio (aquí). En términos nominales, el gasto en atención especializada (AES) crece un 45 por ciento más que el de Primaria en el acumulado del periodo.

Cuando el crecimiento del gasto se deflacta mediante el IPC proporcionado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) (aquí), obtenemos el crecimiento real. Entonces, las diferencias entre el crecimiento de un gasto y el otro se amplían. El resultado es que la serpiente abre aún más su boca, especialmente desde el inicio de la crisis de 2008. Así, en términos de gasto real (deflactado por el IPC), el gasto en atención especializada (AES) crece un 61 por ciento más que el de Primaria en el acumulado del periodo. En términos reales, al gasto en atención especializada supera desde 2015 los niveles pre-crisis, mientras que el gasto en Atención Primaria no lo hace hasta 2020.

La 'serpiente' del gasto de personal también existe

La siguiente figura muestra la evolución del crecimiento del gasto en personal de Atención Primaria y en personal de atención especializada, desde 1988 hasta 2021. Los datos también proceden de la Estadística del Gasto Sanitario Público (aquí). No se conocen datos anteriores a 1988. Se puede afirmar que, desde hace más de 30 años que se conocen datos, el gasto en personal de Atención Primaria siempre ha crecido menos que el gasto en personal de atención especializada, especialmente desde el inicio de la crisis de 2008. Por cierto, es totalmente imposible 'localizar' en la figura el mayor gasto de personal que en teoría (en la práctica, ya vemos que no) debió suponer el inicio y desarrollo de la reforma de la Atención Primaria que sembró España de centros de salud. En términos nominales, el gasto en personal de atención especializada (AES) crece un 26 por ciento más que el de Primaria en el acumulado del periodo.

Cuando el crecimiento del gasto se deflacta mediante el IPC que proporciona el INE (aquí), obtenemos el crecimiento real. La diferencia entre el crecimiento de un gasto y el otro también se amplía. El resultado es que la serpiente del gasto de personal abre más su boca, especialmente desde el inicio de la crisis. El IPC es un deflactor adecuado especialmente para el gasto de personal, pues estamos hablando de salarios, de masa salarial. En términos de gasto real (deflactando por el IPC), el gasto en personal de atención especializada (AES) crece un 39 por ciento más que el de Atención Primaria (APS) en el acumulado del periodo. En términos reales, el gasto de personal en atención especializada superó en 2020 los niveles previos a la crisis financiera, algo que no ocurre con el gasto de personal en Atención Primaria hasta un año después.

¿Por qué se agrandan las diferencias al deflactar?

El ejemplo siguiente es ilustrativo. En términos nominales (sin ajustar por el IPC), el empleado A incrementa su salario un 67 por ciento (5/3 x 100) más que el empleado B en 2018. Pero, como el IPC de 2018 es del 2 por ciento, el empleado A realmente aumenta su salario un 3 por ciento, mientras que el B lo ve aumentado un 1 por ciento. En términos reales, pues, el empleado A ve aumentado su salario un 300 por ciento (3/1 x 100) más que el empleado B. En realidad, el salario del empleado A crece tres veces más que el salario del empleado B.

Evolución de la distribución del gasto

La siguiente figura muestra la evolución de la distribución del gasto sanitario público desde que se conocen datos, los cuales provienen también de la Estadística del Gasto Sanitario Público (aquí). Lo que muestra la figura no necesita mayor explicación.

Comentario

Cuando deflactamos con el IPC, las diferencias entre el crecimiento del gasto en Atención Primaria y el gasto en atención especializada se agrandan en perjuicio de la primera. Y eso es especialmente notable desde el inicio de la crisis de 2008 y en el gasto de personal. Por lo tanto, por supuesto que la tecnología influye en el diferente crecimiento del gasto entre ambos niveles asistenciales. Pero, también, es cierto que el mayor incremento del gasto de personal en atención especializada respecto del habido en Atención Primaria también contribuye, y mucho, a la explicación de tales diferencias durante las últimas tres décadas, y muy especialmente desde 2008. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la serpiente no es causa sino consecuencia del descremado sociológico de la Atención Primaria y que el origen del descremado sociológico es el deterioro institucional (aquí). Urgen medidas institucionales que miren por el bien común y no por el de privilegiados colectivos. Las instituciones políticas, académicas y sanitarias, que no han hecho prácticamente nada por potenciar la Atención Primaria en las últimas décadas, deben establecer con urgencia medidas que hagan individualmente atractivo este nivel de atención. No sólo para los ciudadanos, también para los profesionales, pues la Atención Primaria ha mostrado sobradamente su conveniencia en términos de equidad, resultados en salud y en eficiencia. La Atención Primaria ha de ser para todos o nunca será. 

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