Para poder utilizar datos homogéneos que nos permitan realizar comparaciones entre las Comunidades Autónomas (CCAA) utilizamos las ratios de población por profesional, porque además nos permiten tener una idea de la presión asistencial de los mismos, usando para ello los datos disponibles en el portal estadístico del Ministerio de Sanidad que, si en el caso del gasto sanitario se quedaba en 2016, en este ofrece datos hasta 2017 (un momento en teoría más favorable económicamente). Por otro lado, conviene tener en cuenta que la población durante este periodo disminuyó ligeramente según el INE, pasando de 46.815.516 personas, en 2010, a 46.609.652, en 2013, y a 46.528.966, en 2017. Es decir, 286.550 personas menos (6,12% menos) aunque de nuevo con muchas diferencias entre CCAA porque, pese a ello, tienen un ligero crecimiento ocho de ellas.
La tabla siguiente recoge la evolución de población entre 2010 y 2017 (en %) según las diferentes CCAA (en negrita las que tuvieron crecimiento de población)Es importante tener en cuenta este dato, porque la población asignada por profesional, al disminuir la misma un 6,12%, debería haber disminuido en igual proporción; y, si no lo hace así, evidencia que se ha producido un recorte en las plantillas.
Población por médico/a de familia
La población por médico/a de familia en el total del país disminuyó en el período (2010/2017) en un 2,93%, es decir menos que la disminución de la población, que recordemos lo hizo en un 6,12%, lo que significa que se perdieron puestos de trabajo globalmente en esta categoría profesional.Esta situación sin embargo no se produjo en todas las CCAA, ya que aumentó la ratio de población en cuatro de ellas (Baleares, Madrid, La Rioja y Asturias) y, aunque el efecto del aumento de población puede haber tenido algún impacto en las dos primeras, en todo caso pequeño porque en Baleares el aumento es porcentualmente 10 veces mayor y en Madrid 2,61, pero en el caso de La Rioja y Asturias es poco comprensible porque disminuyó la población de manera significativa
Profesionales de medicina de familia por tramos de población asignada

Lo primero que queda claro es que el porcentaje con más de 1.500 TSI es elevado y que ha disminuido ligeramente en este tiempo (45,11% en 2010 y 41,49% en 2017); pero, por el contrario, el porcentaje de quienes tienen más de 2.000 TSI se ha incrementado (0,45 puntos) lo que no parece justificable.
La disminución del % con más de 1.500 TSI se produce en la mayoría de CCAA (para Cataluña no hay datos de 2017), excepto en Andalucía (de manera irrelevante = 0,03%), La Rioja (donde pasa de 0 a 24,42%) y Baleares (donde aumenta 4,01 puntos, alcanzado el intolerable 85,26%). Entre las que disminuyen, llama la atención el caso de País Vasco (disminuye 21,56 puntos), Navarra (18,92) y Valencia (16,45), dándose el caso de que las dos primeras habían aumentado su población.
Si vemos las que tienen mayores porcentajes de más de 2.000 TSI por profesional en 2017, dos están a la cabeza, muy lejos del resto: Madrid (7,81%) y Baleares (7,46%). Lo más llamativo es el caso madrileño donde este porcentaje casi se ha duplicado desde 2010 (4,25%), mientras que en Baleares ha bajado ligeramente desde entonces.
Población infantil por pediatra
Las ratios de población infantil por pediatra han mejorado globalmente, pasando de 1.037, en 2010, a 1.018, en 2017 (- 1,83%) y, de nuevo, con gran variabilidad interautonómica. Todas las CCAA, excepto seis (Baleares, Castilla La Mancha, Extremadura, Madrid, País Vasco y la Rioja), experimentan una disminución de las ratios, volviendo a sorprender el caso de Madrid que se coloca a la cabeza (crecimiento del 6,31%) y en una situación preocupante.
Situación de enfermería
La situación de enfermería es especialmente preocupante. Como es conocido, en España existe un déficit muy importante de estos profesionales: así, mientras la densidad de profesionales de enfermería /1.000 habitantes es de 9 de promedio en la OCDE, en nuestro país es de 5,5, según OCDE Health Data 2018. Además, mientras en la mayoría de los países la ratio profesionales de enfermería/ de medicina en AP es de 2 ó 3, en España es de 0,87 de promedio y está por debajo de 1 en todas las CCAA, con excepción de Navarra.En el período analizado ha habido una ligera disminución de la población asignada por profesional de enfermería, el 3,63% (59 personas menos), inferior al descenso de población, lo que significa que ha habido una disminución del número total de estos profesionales en AP. El descenso ha sido casi generalizado (excepto en cuatro CCAA: Asturias, Baleares, Cantabria y Madrid). De nuevo llama la atención el caso madrileño donde se alcanza la peor posición de todo el país, nada menos que 469 más que el promedio, el 30,31% más, una situación intolerable.

Personal administrativo
En cuanto al personal administrativo, de nuevo nos encontramos con una carencia preocupante. A pesar de ello, las ratios de TSI/administrativo disminuyeron un 5,55% (169 menos de promedio) y, otra vez, con gran variabilidad entre CCAA: incrementos en Andalucía, Asturias, Baleares, Cantabria y Castilla y León. En este caso, como en el de la enfermería, la ausencia de personal hace que se trasladen hacia otros profesionales de manera ineficiente tareas que podrían resolverse por estos trabajadores y que crean cuellos de botella y sobrecargas en la asistencia.
Falta de profesionales cualificados
Una cuestión que merece un comentario específico es la problemática en que se encuentra la AP de falta de profesionales cualificados en varias categorías (medicina de familia, pediatría, etc.). Hay que dejar claro que se trata de un déficit provocado por una política miope de recortes en la formación de especialistas llevada a cabo pro los gobiernos del PP. Así el número de plazas convocadas en el MIR pasó de 7.288, en 2010, a 6.682, en 2013, 6.968, en 2016, y 6.325, en 2017.Lógicamente, esto supone una disminución de los especialistas que terminan la formación correspondiente. CCOO ha calculado que, entre 2010 y 2018, se perdieron 298 especialistas en enfermería familiar y comunitaria, 93 plazas de pediatría y 1.051 plazas de medicina familiar y comunitaria (MFyC), lo que, unido al aumento de la emigración de profesionales (habitualmente a países con mayor densidad de los mismos) ha generado la situación actual.
Además se produce una baja utilización de la capacidad docente de MFyC, de las que fueron ofertadas solo el 88,19% de las plazas acreditadas en 2012, el 81,67 en 2013 y el 92,07% en 2018 (resultando llamativo que en Madrid se produjera este año una disminución de la oferta de 2,2 puntos y en La Rioja de 15), lo que demuestra que sigue existiendo un margen amplio para paliar la falta de especialistas y que algunas de las CCAA siguen apostando por no solucionar el déficit.
Presión sobre los profesionales de AP
En resumen, en España hay una gran presión sobre los profesionales de AP, que no se ha reducido durante la crisis, cuando la disminución de la población podría haberse aprovechado para acortar significativamente los ratios de población por profesional. Existe una situación especialmente preocupante en el caso de enfermería, que tiene una falta de recursos muy importante que habría que intentar paliar de manera urgente.Hay que ser conscientes de que las carencias de personal de enfermería y administrativo acaban suponiendo una sobrecarga de actividades inapropiadas a los profesionales médicos, generando problemas importantes (saturación de consultas, poco tiempo de atención efectiva, demoras en las citas, etc.). Por otro lado, se detecta una errónea política en las convocatorias MIR que ha generado falta de especialistas, que parece estarse corrigiendo en esta última convocatoria, pero que no tendrá efectos sobre el sistema hasta dentro de cuatro años.
Existe por otro lado una gran variabilidad en las dotaciones de profesionales entre las CCAA, llamando la atención los casos de Madrid y Baleares en cuanto a la gran presión de profesionales de medicina y enfermería, que no parecen tener justificación. En cualquier caso, entendemos que es necesario un incremento sustancial de las plantillas para que no existan profesionales médicos y de enfermería con más de 1.500 TSI asignadas. Por supuesto, lo ideal sería establecer unos límites de acuerdo con el perfil de la población: edad, morbilidad, dispersión, etc., así como aumentos en pediatría y en personal administrativo.