Los defensores de las vacunas de verdad se enfrentan a la descalificación de quienes consideran que todas las vacunas son iguales, aspecto sobre el que vuelve el comentarista que, como es conocido, se encuadra entre los defensores de las vacunas de verdad
De lejos todos los chinos parecen iguales. Es más, los occidentales tenemos a veces problemas para distinguir a los chinos de los japoneses, y a ambos de los coreanos; y a todos ellos de los mongoles, por ejemplo. Pero en verdad son tan distintos que basta verlos caminar para poder deducir su grupo. Mueven los brazos y andan de forma peculiar, del mismo modo que al hablar gesticulan de forma muy distinta. Son distintos en todo, como somos distintos los europeos y otros occidentales. Sin embargo, vistos desde Europa los "amarillos" son todos iguales. Ello es expresión de nuestra ignorancia. En justa correspondencia los occidentales les parecemos todos iguales a los chinos. Ello es expresión de su ignorancia.
De lejos los delfines parecen todos iguales. Se distinguen, claro, las crías de sus padres. Sin embargo, cada delfín es distinto. Cada uno tiene su carácter y su forma de ser, como mamíferos inteligentes que son. Nadan y brincan de forma peculiar. Tienen manchas y aletas distintas y se pueden distinguir perfectamente, hasta poder "bautizarlos" y asignarles un nombre o un número de identificación. El que nos parezcan iguales es prueba de nuestra ignorancia. No sabemos si los delfines nos ven a los humanos como todos iguales.
Para un pastor no hay secretos en el rebaño de ovejas; aunque conste de mil animales, cada uno está "identificado". No hay una oveja igual a otra. Sin embargo, el "urbanita" que sale al campo sólo ve el rebaño, inmenso, y le es casi imposible identificar a alguna oveja concreta. Pero cada oveja tiene su comportamiento y alguna variación externa que hace fácil su identificación por el pastor que la ha visto nacer. Es más, para el urbanita al uso casi todos los pastores son iguales. Para el pastor no, hay urbanitas y urbanitas, más normales, más presuntuosos, más ignorantes, más atrevidos, más prudentes, más habladores, más inteligentes, etc. Cada urbanita es distinto a los ojos del pastor. El pastor no suele ser tonto; sí lo es el urbanita que piensa que el pastor es tonto.
Los medicamentos son todos muy diferentes
El paciente suele tener dificultad para identificar los distintos medicamentos. En muchos casos sólo reconoce la forma y el color. O la capacidad de flotación ("sí, mujer, las pastillas esa rojas y verdes que flotan en el agua") que suele ignorar el profesional sanitario pues nunca ha tirado ningún medicamento al inodoro. Los pacientes sí tiran medicamentos al retrete, sobre todo si se les fuerza a tomarlos, como en los asilos. En todo caso, los pacientes perciben inconscientemente las diferencias entre medicamentos, y por ello la industria presenta en general los psicofármacos estimulantes en color rojo (o naranja, o amarillo) y los psicofármacos sedantes en color azul (o morado, o verde). A veces los médicos tampoco identifican correctamente los medicamentos de forma que, por ejemplo, no saben bien cómo se presentan, ni su mejor forma de administración. De hecho, un farmacéutico vasco (Borja García de Vicuña) hizo la tesis doctoral sobre "especialidades farmacéuticas complejas" que son las que requieren una preparación especial o una forma específica de administración. En total hay más de mil de estas especialidades, y los médicos y enfermeras suelen saber poco sobre ellas pues todas los medicamentos les parecen casi iguales. Pero no, hay "especialidades farmacéuticas complejas" que precisan de consejos específicos para su correcto uso
Los medicamentos son todos diferentes. Pero no tan diferentes si se trata de versiones originales y de sus genéricos. Ambos tipos son intercambiables, con alguna excepción como entre anticoagulantes y anticomiciales. Los debates sobre genéricos suelen estar muy influidos por los expertos y sociedades que dependen de las industrias farmacéuticas, que fuerzan los hechos para promover el uso de los medicamentos de marca, con sus nombres de fantasía. Tales debates interesados sólo añaden descrédito a las industrias farmacéuticas que son vistas por la sociedad con la misma catadura que las industrias tabaqueras. Por ejemplo, en Estados Unidos el 88% de la población cree que las industrias farmacéuticas tienen en general un comportamiento carente de ética y de honradez
http://www.nature.com/nm/journal/v19/n3/full/nm0313-261.html
Los medicamentos son todos diferentes pero las industrias que los producen son vistas en conjunto como organizaciones faltas de ética y de honradez.
El descrédito de las vacunas
Algunos medicamentos son cruciales para la salud y sin ellos el mundo sería muy distinto (a peor). Lamentablemente, al lado de medicamentos social y sanitariamente beneficiosos hay otros medicamentos que sólo añaden beneficios a los accionistas de las industrias farmacéuticas. No es extraño que para lograr la prescripción de estos medicamentos innecesarios se empleen malas artes y que las industrias farmacéuticas acaben con frecuencia siendo condenadas en los tribunales.
Hay, pues, medicamentos y medicamentos. Y muy distintas actividades industriales. Desde luego, nada bueno se puede esperar, por ejemplo, si se incorpora al Comité de Responsabilidad Corporativa de GSK un individuo que abandonó puestos previos por estar relacionado con la corrupción en los medios de comunicación
http://www.guardian.co.uk/media/2009/feb/02/james-murdoch-in-glaxosmithcline-role
Nada bueno se puede esperar, tampoco, si la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve el uso de las vacunas sin matices: "el objetivo es incrementar la cobertura vacunal mediante la alerta sobre la importancia de la inmunización"
http://www.who.int/campaigns/immunization-week/2013/event/es/index.html
Parece que todas las vacunas fueran igualmente necesarias. Es lástima este afán indiscriminado de vacunar que sólo se explica por la connivencia entre la OMS y las industrias farmacéuticas, como bien se demostró respecto a la vacuna de la gripe en la pandemia de gripe A. Ni siquiera sirve de barrera inteligente la Agencia Europea del Medicamento, cuya puerta giratoria lleva directamente a las poltronas de las industrias farmacéuticas. Se puede decir, pues, que dichas industrias dominan los órganos reguladores
Las vacunas son medicamentos, sin más. Y como con los medicamentos, cada vacuna es diferente. Hay vacunas y vacunas. Hay vacunas esenciales "sistemáticas" (difteria, parotiditis, poliomielitis, rubeola, sarampión, tétanos, tos ferina) y "ocasionales (hepatitis, fiebre amarilla y rabia, entre otras). Y hay vacunas superfluas, algunas innecesarias y otras, además, "riesgosas". Entre estas últimas, la del virus del papiloma humano, un experimento que huele mal y en el que poco sabemos si al final perderemos salud y dinero a chorros
http://aunets.isciii.es/ficherosproductos/sinproyecto/1306aets2012IPE69.pdf
http://www.amf-semfyc.com/web/articlever.php?id=1130
http://gerentedemediado.blogspot.com.es/2013/04/algo-huele-podrido-en-las-vacunas.html
La promoción de las vacunas superfluas, innecesarias y "riesgosas" cuenta con el apoyo de la OMS y de una miriada de "expertos", sociedades "científicas", alianzas, consensos y demás que, por ejemplo, llegan a promover la vacuna contra la gripe como terapéutica para evitar eventos cardiovasculares, al tiempo que desprecian efectos adversos tan dramáticos como la narcolepsia
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/22/actualidad/1366639260552842.html
Todo este negocio resultaría menos cruel si las vacunas necesarias fueran casi perfectas. Pero no lo son, lamentablemente. Por ello hay brotes de enfermedades vacunables que se suelen achacar imprudentemente a los antivacunas, no a los problemas de las vacunas y de sus calendarios. Así, los reiterados problemas de baja inmunidad con lotes de vacuna contra la parotiditis
También los problemas de la vacuna contra la tosferina, con brotes en varios países desarrollados por su baja capacidad inmunogénica y por cambios en las mismas bacterias
http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc1209369
Respecto al sarampión, el último brote importante en España se produjo en población marginal a la que no llegan los servicios sanitarios, lo que demuestra problemas respecto a las vacunas no sólo de calidad y calendario sino también de organización
Resultó ridículo, pues, el objetivo de eliminar el sarampión de Europa en 2010, cuando ni los servicios sanitarios cumplen su cometido.
Esta misma vacuna contra el sarampión produce efectos inmunológicos distintos en niños de países en desarrollo (menores comparados con los de países industrializados)
http://www.scielosp.org/scielo.php?pid=S0042-96862001001100007&script=sciarttext
Respecto a la vacuna contra la poliomielitis, la arrogancia de haber previsto su eliminación para el año 2000 fue fruto de nuestra ignorancia
Es hora de defender las vacunas mejorándolas. Es hora de introducir mejores calendarios vacunales. Es hora de llegar a todas las poblaciones, incluyendo las marginadas. Es hora de valorar la respuesta microbiana a las vacunas. Es hora de estudiar vacunología social y analizar la respuesta social a las infecciones y a las vacunas. Es hora de renunciar al negocio fácil que lleva al descrédito de las vacunas y de las industrias farmacéuticas. Es hora de que callen los delegados comerciales con bata (expertos, sociedades, ligas, consensos, alianzas y demás). Es hora del respeto a las vacunas esenciales eliminando del mercado las vacunas superfluas, innecesarias y "riesgosas". Es hora de dejar de descalificar a los que piden mejoras de vacunas, calendarios, organización e investigación.
Los antivacunas más dañinos son los provacunas que en su furor comercial no distinguen entre vacunas y vacunas.
Juan Gérvas ([email protected]) es médico general y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.org) [email protected] @JuanGrvas