la pandemia desde otra perspectiva
Este texto es el resumen de la videoconferencia celebrada el jueves 7 de mayo 2020 como parte de la actividad del #siapCovid19 “Del Estado de Alarma al Estado de Solidaridad” La fotografía adjunta son de los autores de este comentario, Mercedes y Juan, durante la participación en la videoconferencia, en la que se trató de dar respuesta a preguntas que casi todo el mundo se hace en la pandemia y a las que, al menos oficialmente, no se han contestado.
Diez preguntas sobre conciencia, ciencia y coraje
1.- ¿Se ha conservado el principio básico de "primum non nocere" en la atención clínica a pacientes durante la pandemia?
No.
En muchos casos no se ha conservado el “primum non nocere” (primero no dañar). Ha habido encarnizamiento diagnóstico y terapéutico casi sistemático, desde casos leves (de abuso de radiología de tórax y de antibióticos a uso de hidroxicloroquina), a casos graves en UCI donde se ha deshumanizado la muerte. De hecho, con frecuencia se han abandonado los criterios de prudencia de la Medicina Basada en Pruebas (la Evidencia) y ha habido una especie de “todo vale”, con probables consecuencias mortales por los efectos adversos de las intervenciones médicas excesivas o innecesarias. Por ejemplo, paradas cardíacas por el uso de la hidroxicloroquina, nunca justificado.
Ha faltado el arte y la ciencia de no hacer nada, profesionales que generen confianza y sean comedidos en sus intervenciones, con formación suficiente para ser capaces de “esperar y ver”, de la “espera expectante”, cuando no hacer nada y esperar es la mejor opción diagnóstica y terapéutica (lo que en inglés se denomina “deliberate clinical inertia”, inercia clínica intencionada). Las restricciones por la pandemia a las autopsias clínicas y médico-legales y las normas impuestas para funerales y entierros hacen difícil el estudio del impacto del encarnizamiento médico.
En particular, los médicos han demostrado un peligroso analfabetismo estadístico, antes y durante la pandemia, que persiste en su opción preferente por los “pasaportes inmunológicos”, sin ciencia (ni ética, ni justicia).
2.- En el futuro, ¿seguirás sin llevar el teléfono móvil-celular cuando salgas de casa?
Sí.
Seguiré sin llevar el teléfono móvil cuando salga de casa para evitar el cibercontrol, el uso de información “lagrangiana” (que conlleva la localización permanente y el conocimiento de intereses y formas de vida) para mantener la privacidad. Son los metadatos, el conocimiento del “continente” que da información precisa sobre el “contenido”.
Ha habido encarnizamiento diagnóstico y terapéutico casi sistemático, desde casos leves (de abuso de radiología de tórax y de antibióticos a uso de hidroxicloroquina), a casos graves en UCI donde se ha deshumanizado la muerte
La libertad de lo que llamamos privacidad la están defendiendo las nuevas generaciones, que no aceptan que haya que pagar los beneficios tecnológicos con datos personales; son quienes también renuncian al automóvil y a los viajes en avión, quienes quieren cambiar el mundo para parar la contaminación que lo destruye. La innovación tecnológica va por delante de las consideraciones éticas, legales y morales, creando un monstruo descontrolado que genera arbitrariedad, autoritarismo y cibercontrol, y no deberíamos aceptarlo sin rebelarnos.
En palabras de Edward Snowden: "Decir que no te importa la privacidad porque no tienes nada que esconder es como afirmar que no te importa la libertad de expresión porque no tienes nada que decir". Conviene recordar que es un derecho básico reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia...Toda persona tiene derecho a la protección de la Ley contra tales injerencias...”.
Nuestro objetivo final es evitar que la razón instrumental lleve a responder sólo dos preguntas, “¿Se puede hacer técnicamente?” y “¿Cumple sus propósitos?”, y se abandone la reflexión ética en torno a la dignidad humana y al derecho a la privacidad. Es decir, pretendemos que se añada una tercera pregunta: “¿Cuáles son las consecuencias”?, de forma que se produzca el necesario encuentro entre ciencia, ética, humanidades y técnica.
3.- La "Nueva Normalidad" ¿significará normalizar lo que ha hecho posible los fallos en la respuesta a la pandemia, como la precariedad laboral sanitaria?
Sí.
La Nueva Normalidad afianzará la visión del homo economicus sobre el homo socialis y justificará aún más la marginación y el olvido de quienes no son “triunfadores”. Es decir, la Nueva Normalidad hará “más normal” el predominio del mercado y de la competencia sobre la cooperación, la equidad y la solidaridad. La Nueva Normalidad será la mayor preeminencia de lo privado sobre lo público, con la debilidad consiguiente de la salud pública y del sistema sanitario público de cobertura universal.
La Nueva Normalidad será la preeminencia de la biología sobre la sociología, como demuestra el énfasis en la “vacuna contra el SARS-CoV-2” como solución, con abandono de otras cuestiones de fondo que disminuyan la corrupción política (reforma de la Ley Electoral y de la Ley de Partidos Políticos) y fomenten la vida fecunda en general, como el desarrollo de la Ley de Dependencia.
Lo que nos proponen como Nueva Normalidad es un símbolo de lo que será la Era PosCovid, con más inequidad y más desigualdad. Es el incremento del cumplimiento de la Ley de Cuidados Inversos que demuestra que siempre se presta más atención a quien menos lo precisa (y esto es más intenso cuanto más se orienta al mercado el sistema sanitario).
La precariedad laboral y el empobrecimiento general han facilitado el daño de la pandemia, y no se han corregido. Por ejemplo, la precariedad laboral sanitaria disminuye la longitudinalidad (el conocer a fondo a pacientes, familias y comunidades) y ello incrementa la mortalidad, pero en la Nueva Normalidad ni siquiera se menciona esta necesaria disminución de la precariedad laboral sanitaria con incremento del compromiso profesional con el dolor y el sufrimiento de personas y poblaciones conocidas.
4.- Si esto se prolonga [la cuarentena como forma de vida], ¿está la salud por encima de la libertad?
No.
La salud no está por encima de la libertad. Más vale morir en una sociedad libre que vivir en una sociedad totalitaria. En frase clásica, “Más vale morir de pie que vivir de rodillas”; es decir, es preferible sacrificar la vida en beneficio de una causa justa, que pasarla sometido a la injusticia para preservar la vida. La cuarentena como forma de vida promete seguridad, pero implica un totalitarismo incompatible con una democracia participativa.
La cuarentena como forma de vida promete seguridad, pero implica un totalitarismo incompatible con una democracia participativa
Las cuarentenas no son cuestión ni técnica ni científica, sino de efectividad social y de apreciaciones éticas y morales. Por ello sobran "expertos" y "modelos matemáticos", con su visión monocular, y conviene la participación de expertos en la vida, con su visión estereoscópica y su comprensión de las consecuencias de las medidas contra la pandemia, desde filósofos a prostitutas pasando por farmacéuticos y desempleados, por médicas de cabecera y camareros, por ejemplo. Las castas de expertos "monoculares" se suman a las viejas castas aristocráticas, industriales y financieras, con el mismo papel de las viejas instituciones religiosas y de hechicerías múltiples y su mismo comportamiento carente de autocrítica. Es el viejo "todo para el pueblo pero sin el pueblo", frente al movimiento de "nada sobre mí sin mí". Se trata de definir en qué sociedad queremos vivir y a qué coste. No puede convertirse la salud en un valor absoluto, que se justifique por sí mismo. La enfermedad, el sufrimiento y la muerte son parte de la vida, y la vida no es un valor supremo, sino que compite con otros muchos que le dan sentido, como justicia social y libertad.
Necesitamos un fuerte sistema sanitario público de cobertura universal que preste servicios efectivos con equidad (más a quienes precisan más, y lo mismo a quienes tienen las mismas necesidades). Necesitamos un sistema sanitario centrado en la enfermedad, y una sociedad que “produzca salud” como resultado del fomento de la libertad, la democracia participativa, el pleno empleo, los subsidios apropiados (por enfermedad, desempleo, jubilación, etc), la igualdad de oportunidades, un sistema fiscal justo, una educación para todos y continuada, una cultura popular, etc.
5.- ¿Cómo se explica que hayamos renunciado a la “humanidad”, a los derechos tan básicos como poder morir con dignidad?
Hay dos razones básicas:
A/ Por haber inyectado miedo hasta producir pánico y pavor (perdiendo la humanidad de afectos, comprensión y solidaridad) y hasta aceptar que “el fin justifica los medios” de una respuesta autoritaria sin la menor transparencia. Ejemplo del impacto de una respuesta de Policia y Ejército a un problema de salud pública es la conversión de personas sanas en policías aficionados que, desde sus balcones y ventanas, se han dedicado al insulto y a la denuncia de “incumplidores”. Ejemplo de falta de transparencia, la ausencia de los informes y actas de reuniones que pudieran haber justificado el arresto domiciliario de infancia y adolescencia durante 40 días, sin la menor clemencia. Ejemplo de fomento de la falta de humanidad, las multas a personas sin techo por no “quedarse en casa”. Todo ello se ha aceptado hasta la violencia simbólica (“cuando los corderos van contentos al matadero”). No es lo malo que nos gobiernen Calígula y su caballo; lo malo es que lo aceptemos alegremente.
B/ Y porque se ha perdido amor, clemencia, compasión, ternura y tolerancia hacia el envejecer y la muerte, y hemos arrinconado a los viejos en “morideros” donde el nuevo coronavirus los ha encontrado ya preparados para morir (como a los marginados y excluidos de la Tierra en sus barrios abandonados).
Se ha instalado una falacia, la “falacia de la muerte evitada”, que pretende hacer creer que con prevención y medicamentos se puede lograr la juventud eterna y ello conlleva el rechazo a quien nos demuestran lo contrario, con su simple presencia, como los ancianos (y quienes tienen diversidad funcional) y los que no se “cuidan” y no tienen estilos de vida “correctos” (como si no fueran más condiciones que estilos de vida).
6.- Estás en prisión durante la pandemia, con las restricciones impuestas en España ¿pensarías en el suicidio, o en la rebelión, o en la aceptación, o en qué?
Se ha instalado una falacia, la “falacia de la muerte evitada”, que pretende hacer creer que con prevención y medicamentos se puede lograr la juventud eterna
Pensaría en la rebelión.
Las cárceles son “placas de Petri” para las infecciones y la expresión máxima del Estado Penal en que vivimos, donde la resiliencia es clave para supervivir. La pandemia ha servido para justificar el empeoramiento de las condiciones de vida.
Somos una población mansa y sin embargo la tasa de encarcelamiento es de 126 por 100.000, una de las mayores de Europa, por consecuencia de una Código Penal que es extremadamente duro, y castiga especialmente “delitos de pobres”. Durante la pandemia, además, se han supendido las comunicaciones con familiares, muchas veces sin proveer de medios para la comunicación a distancia. El encierro ha sido más encierro.
7.- La respuesta a la pandemia del SARS-CoV-2 ¿es una carrera de velocidad o de resistencia, respecto a la aceptación de daños en el presente?
Es una carrera de resistencia, como la vida misma.
Legitimar el sufrimiento presente es función básica, pero también ponerlo en el contexto global, actual y futuro. El contexto es la lealtad y la solidaridad intergeneracional y la visión global de la sociedad (economía, educación, trabajo, convivencia, etc). No es un esprint, es un maratón y cuentan tanto las generaciones actuales como las venideras, a las que no se puede legar un país arruinado.
La medidas contra la pandemia han sido a muy corto plazo, sin pensar que la situación se pueda alargar, ni que las medidas causen a largo plazo más daños de los que evitan a corto. En España tales medidas han sido tan brutales como en Italia, paises en los que justo ha habido enorme mortalidad por Covid19, quizá por el arresto domiciliario, el hospitalocentrismo y el abandono de los asilos (residencias de ancianos), ya que todo ello facilita la difusión del virus como infección nosocomial. Hay países con medidas más civilizadas, de cooperación y no imposición a la población, como Alemania, Austria, Kerala (India), Portugal y Suecia, con resultados a corto plazo mucho mejores y preparados para el inevitable maratón de la vida en conjunto y de la pandemia en particular.
No nos hemos enfrentado a la Peste Negra de la Edad Media, ni precisamos las Danzas de la Muerte, pues la pandemia del SARS-CoV-2 se ha cebado sólo con las poblaciones hacinadas y marginadas, de forma que el mejor remedio a largo plazo es el fomento de la plenitud en el diario vivir de toda la población. La pandemia nos ha puesto ante el Espejo de la Verdad y la imagen social que hemos dado tiene mucho de monstruosa, de ruindad y de codicia, y hay que cambiar.
8.- En el curso de estos días de pandemia, ¿has pensado si tuvieras Covid si preferirías que te mandaran al hospital "por si acaso", o mejor todo en casa, sin auxilio más que de la atención primaria?
En casa.
La medidas contra la pandemia han sido a muy corto plazo, sin pensar que la situación se pueda alargar, ni que las medidas causen a largo plazo más daños de los que evitan a corto
En mi propia casa y de la mano de la atención primaria y de mi familia. Espero el compromiso profesional y ser tratado con benevolencia, compasión, cortesía, piedad y ternura, pues la enfermedad cursa por sí misma, con medidas de soporte. Si tuviera que morir, quiero hacerlo “humanamente”, de la mano de mi familia, física y psíquicamente hablando.
No tenemos medicamentos para prevenir ni para tratar el Covid, de forma que conviene que los pacientes estén en su domicilio, siempre que se pueda. Para ello se precisa una atención primaria fuerte, que ofrezca longitudinalidd y cuidados domiciliarios (también de paliativos para pacientes terminales) por los profesionales “de cabecera”.
9.- ¿Estás a favor o en contra de una renta mínima universal para todos los habitantes (no ciudadanos) de España?
A favor.
Es cuestión de justicia y dignidad, no de caridad. Necesitamos una renta mínima para habitantes que lo necesiten, sean o no ciudadanos, para disminuir la vulnerabilidad y la desigualdad; es decir, acompañada de la “regulación” de la inmigración. Por ética, justicia y moral, y además por efectividad, como han demostrado en Finlandia.
La pobreza es la consecuencia de opciones políticas y se puede evitar de muchas maneras, generales y concretas, que faciliten la participación ciudadana, que ayuden a eliminar estigmas y que eviten el hambre físico, el abandono escolar y el frio invernal, por ejemplo. Conviene que las respuestas descansen en un sistema público con la mínima burocracia y sin barreras digitales.
Se trata de que los jóvenes, ricos, sanos y/o universitarios demuestren el egoismo inteligente de la solidaridad con los viejos, pobres, enfermos y/o analfabetos, pues hay una Sola Salud que a todos beneficia: la de una sociedad que modere el impacto del Antropoceno (Capitaloceno) en sus propios miembros y en la vida sobre la Tierra.
10.- ¿En caso de estar desde hace un par de años en una "residencia" (asilo) ¿qué harías a día de hoy?
Nada.
Si llevo dos años en un asilo es que mi mente se ha perdido para siempre en la niebla. No sabría ni dónde estoy. Los asilos tienen que desaparecer, como desaparecieron los hospitales psiquiátricos. Y como en dicha reforma de la atención a la salud mental, habría que reducir la institucionalización a la mínima expresión.
Palabras que necesitamos y no oímos
Este texto comenzó con un listado de palabras y expresiones ausentes en las declaraciones oficiales, e incluso en muchos comentarios y textos críticos. Primero hicimos el listado, y luego las preguntas que nos permitieran utilizarlas en un contexto de “ciencia, conciencia y coraje”.
Listado:
- Acceso efectivo
- Analfabetismo estadístico
- Antropoceno (Capitaloceno)
- Arbitrariedad
- Autocrítica
- Autoritarismo
- Bancarrota
- Benevolencia
- Cálida calidad
- Cibercontrol
- Clemencia
- Cobertura sanitaria universal
- Compasión
- Comprensión
- Compromiso
- Confianza
- Confidencialidad
- Cooperación, no competición
- Cortesía
- Democracia participativa
- Derechos humanos
- Dignidad
- Egoismo inteligente
- Empatía
- Encarnizamiento diagnóstico y terapéutico
- Equidad
- Escucha
- Estado Penal
- Estigma
- Expertos de visión estereoscópica versus visión monocular
- Generosidad
- Geografía como destino
- Homo economicus
- Homo socialis
- Infección nosocomial
- Información lagrangiana
- Justicia
- Lealtad
- Legitimar sufrimiento
- Ley de Cuidados Inversos
- Ley de Dependencia
- Libertad
- Marginación
- Morideros
- Piedad
- Proporcionalidad
- Privacidad
- Pudor
- Rebelión frente a la injusticia
- Reciprocidad
- Resiliencia
- Responsabilidad
- Rendición de cuentas
- Solidaridad
- Teorema de Bayes
- Ternura
- Tolerancia
- Transparencia
- Valores
- Violencia simbólica
- Vulnerabilidad
- Xenofobia