El Mirador
En defensa de la maternidad y de la lactancia materna, el autor recurre a lo que sucede en determinados países, sobre todo en el norte de Europa, pues no solo se debe facilitar la maternidad sino la lactancia, frente a las limitaciones legales y sociales que impiden su normal desarrollo.
Éxito biológico, personal y social
El éxito biológico se mide por la capacidad de tener descendientes en la segunda generación. En un ejemplo, burro y yegua tienen nulo éxito biológico pues pueden tener descendencia pero su fruto, el mulo, es estéril.
En la especie humana el éxito biológico se puede medir socialmente ya que hemos estado organizados en tribus y hordas desde el inicio de la evolución. Así, no importaba la esterilidad biológica individual si el grupo protegía y apoyaba a quien era fértil y aportaba cachorros hasta lograr la supervivencia y el incremento del tamaño de la tribu. Esa evolución cultural explica el éxito biológico de la especie, hasta los más de siete mil millones actuales.
La tasa de fertilidad decrece cuanto más se incrementa la educación formal de la mujer. La cuestión es que la presión social puede hacer que esas tasas decrezcan por debajo de los deseos espontáneos de las mujeres
Cabe pensar que, dado el éxito biológico humano, sería prudente limitar las tasas de fertilidad, y así se está haciendo espontáneamente desde hace más de cien años. De hecho, la tasa de fertilidad decrece cuanto más se incrementa la educación formal de la mujer. La cuestión es que la presión social puede hacer que esas tasas decrezcan por debajo de los deseos espontáneos de las mujeres, que quieren tener más hijos y más pronto de lo que “la sociedad permite”.
En las sociedades avanzadas se dieron cuenta de este problema y establecieron múltiples mecanismos, con sustento legal y presupuestario, para que las mujeres pudieran tener hijos sin ser “penalizadas” ni en lo laboral ni en lo profesional, fueran estudiantes o trabajadoras. Son mecanismos que han fomentado la igualdad entre sexos (por ejemplo, en salarios) y protegido la maternidad de mil maneras, desde la educación al liderazgo político, pasando por el mundo laboral con trabajo a tiempo parcial, bajas maternales prolongadas y públicamente financiadas, justificantes de ausencia por enfermedades de los hijos, etc. Los datos atestiguan el éxito de estas políticas: Noruega ha pasado de 1,66 niños por mujer a 1,85; Suecia, de 1,61 a 1,91; y Dinamarca de 1,38, a 1,67 en tres décadas. https://porcausa.org/suenosrotos/reportaje/una-eleccion-forzada/
Noruega
El éxito de las mujeres en Noruega es llamativo. Por ejemplo, respecto a la igualdad entre varones y mujeres, Noruega está en 2015 la segunda en el mundo, tras Islandia y seguida de Finlandia; lleva una década entre las tres primeras. Tal igualdad se mide en lo económico, social, sanitario y político http://reports.weforum.org/global-gender-gap-report-2015/economies/#economy=NOR
Esta clasificación la hace el World Economic Forum, que examina anualmente la situación de la mujer en 135 países y podría pensarse que tiene un importante sesgo a lo económico patronal. Pero los resultados sobre Noruega son consistentes. Por ejemplo, Save the Children analizó el mejor país para ser madre en 48 países industrializados, y Noruega fue el primero (seguido por Islandia y Suecia): http://www.savethechildren.org/atf/cf/%7B9def2ebe-10ae-432c-9bd0-df91d2eba74a%7D/STATE-OF-THE-WORLDS-MOTHERS-REPORT-2012-FINAL.PDF http://blog.nurturedchild.ca/index.php/2012/05/11/best-and-worst-place-to-be-a-mother/
España ocupó el lugar 16.
Por supuesto, en el mismo informe Noruega lideró las políticas de ayuda a la lactancia materna (seguida de Eslovenia y Suecia) http://nurturedchild.ca/index.php/2012/05/11/the-best-and-worst-places-in-the-industrialized-world-for-breastfeeding-support/
España ocupó el lugar 34.
Una mujer noruega tiene de media 18 años de educación formal. Entre las mujeres fértiles el 85% emplea algún método de contracepción. Sólo 1 de cada 175 madres noruegas perderá un hijo antes de que cumpla los 5 años. En el trabajo la mujer tiene permiso para dar de mamar, o ir a dar de mamar, sin límite en tiempo, tantos meses como se mantenga la lactancia materna.
Lactancia materna
Lo lógico sería fomentar la lactancia natural, sin imponerla. Para ello tiene que “producirse un ambiente” legal y laboral que facilite los ritmos de la lactación sin “castigar” con pérdidas de derechos laborales y profesionales
“La lactancia natural es buena para el lactante pues satisface su instinto de mamar al tiempo que le une a la madre, le aporta bacterias, anticuerpos, hierro y ácidos grasos de cadena larga (fundamentales para la maduración cerebral), está siempre a la temperatura ideal, tiene variedad en el gusto dependiendo de las comidas y bebidas de la fuente, es de uso reservado y exclusivo, hay 'barra libre', es muy digestible, hay 'dos por falta de una', la succión ayuda al desarrollo dental sano y su consumo se asocia a menor incidencia de estreñimiento y de muerte súbita en el presente, y en el futuro a menor incidencia de enfermedades varias, como asma y otras. La lactancia natural es buena para la madre, ya que crea fuertes vínculos con el bebé, es placentera y gratuita, se transporta sin coste adicional, se 'prepara' al instante, en su punto y sin cacharro alguno que llevar ni limpiar, es compatible con otras actividades (charlas, conferencias, clases, televisión, cine, teatro, disfrute del aire libre y más), contribuye a la conservación del medio ambiente sin contaminar, genera orgullo y autoestima de 'madre', produce admiración en los varones, ayuda a recuperar el peso previo al embarazo, mejora la involución del útero, frena la ovulación (lo que ayuda al disfrute de la sexualidad sin temor a embarazo), provoca respeto y envidia en las mujeres (hasta cierto punto), y conlleva menor incidencia de anemia en el presente y menor incidencia en el futuro de problemas varios de salud, cáncer de mama incluido”. https://www.actasanitaria.com/lactancia-materna-lo-natural-si-bueno-dos-veces-bueno/ http://laligadelaleche.es/lactancia_materna/index.htm
El fomento de la lactancia materna
Dar de mamar no es una obligación, y por ello resulta absurda esa superioridad moral que parece reprobar a las mujeres que no amamantan a sus bebés. En sentido contrario y lamentablemente, el no dar de mamar es casi una imposición. Es decir, por un lado se pretende establecer una tiranía social que “obliga” a dar de mamar, y por otro se impone una realidad laboral que hace imposible la lactancia materna a corto y largo plazo. El resultado final es desquiciante para la mujer, especialmente si es trabajadora o estudiante, y en general lleva al abandono de la lactancia con sentimientos de culpa.
Mientras nos vamos acercando a Noruega, podríamos impedir la violencia obstétrica social que lleva a prohibir incluso el dar de mamar en público
Lo lógico sería fomentar la lactancia natural, sin imponerla. Para ello tiene que “producirse un ambiente” legal y laboral que facilite los ritmos de la lactación sin “castigar” con pérdidas de derechos laborales y profesionales. Sirve el ejemplo de Noruega, y en general las medidas adoptadas en los países nórdicos, que tienen tanto de igualdad de género como de derechos específicos respecto a la reproducción en su conjunto. Así, las bajas por maternidad compartidas son beneficiosas incluso para la salud del varón que las utiliza http://cupofjo.com/2013/07/10-surprising-things-about-parenting-in-norway/ http://kjonnsforskning.no/en/2016/02/inequalities-health-men-die-women-suffer
Mientras nos vamos acercando a Noruega, podríamos impedir la violencia obstétrica social que lleva a prohibir incluso el dar de mamar en público. Se ha logrado, por ejemplo, en el Museo Picasso de Málaga que tenía una política previa de no dejar mamar http://politica.elpais.com/politica/2016/02/22/actualidad/1456165382_396163.html
En la misma línea, nada como seguir la práctica habitual de los Seminarios de Innovación en Atención Primaria (SIAP). En dichos Seminarios los participantes representan lo que es normal entre los estudiantes y profesionales sanitarios y por ello sobreabundan los que están en edad fértil. Por lógica, los bebés e infantes son bien recibidos, y es “normal” lo que tiene que ser normal, que una madre acuda y, si se precisa, dé de mamar, o que haya parejas que compartan el cuidado de la prole con el resto de los participantes. Las actividades científicas son para todos, y debería fomentarse que admitieran “bebés/infancia a bordo” y organizarlas teniendo en cuenta esta necesidad.

Una fotografía lo dice todo
La fotografía está hecha en Bilbao (España), el 13 de febrero de 2016, sábado, por Paula González de la Riva (enfermera rural, Valle de Baztán, Navarra) y la fotografiada es Sonia Ruiz de Azúa, psicóloga y profesora en la Universidad del País Vasco, y está hablando en la sesión presencial del Seminario de Innovación en Atención Primaria sobre "pacientes que lloran en la consulta y otras consultas sagradas". Ambas, fotógrafa y fotografiada, han dado su permiso para la utilización de la fotografía en la promoción de actividades científicas y profesionales en que se acepte “Con bebés/infancia a bordo”. Es decir, en que se facilite la participación de progenitores permitiendo y fomentando el que asistan con su prole.
En síntesis
Lo lógico es que las mujeres tengan los hijos que quieran a la edad que deseen y que la sociedad dé soporte al proceso entero, desde antes de la concepción hasta la independencia de los hijos del hogar. En lo concreto, es fácil y perentorio organizar las actividades científicas con “bebés/infancia a bordo”.