Cara Juan Gervas

El mirador

La alegría desbordada del evohé, la orgía de la vida en su animalidad

Doctor en Medicina. Médico General jubilado. Equipo CESCA (Madrid, España). [email protected]; [email protected]; www.equipocesca.org; https://t.me/gervassalud

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Juan Gérvas
Juan Gérvas

Ruego

Lea este Mirador como simple introducción a dos textos básicos y una canción que le invito a disfrutar con el sano objetivo de romper ataduras y convenciones, para gritar de placer y alegría. 

Lea este Mirador sin dejarse arredrar por algunos párrafos académicos (llegado el caso, sálteselos si se le atragantan).

Lea el clásico griego, “Las bacantes” de Eurípides. Escrito en el 409 a de C y representado póstumamente en Atenas en el 405.

Lea otro clásico, contemporáneo, “Rayuela” de Julio Cortázar. Escrita en París y publicada en 1963 no vio la luz en España hasta 1974, por problemas de censura.

Y escuche una canción de Luis Pastor con una poesía de Pablo Guerrero, de 1985.

Unen a estos textos la alegría de vivir, el evohé.

Evohé

“EVOÉ, EUOÉ, O EVOHÉ, EUHOÉ, grito ceremonial y litúrgico de las bacantes que proviene de las bacanales, ya que se pronunciaba de forma repetida en la festividad de Baco o Dyonisos en memoria de nuestra madre Eva según unos, aunque para otros esta palabra la tienen por una interjección dándole por significado "Bene sit illi", esto es: "Bien le suceda". 

El Evohé es el grito de las bacantes y de los sátiros (seguidores de Dioniso o Baco) cuando hay motivo de gran regocijo, como al recoger a Ariadna en la isla de Naxos, abandonada por Teseo. 

De evoé procede la palabra ovación, ceremonia de honor menor que la de triunfo, por evolución de ovare, estar contento, sentir orgullo, derivado a su vez del griego euazein, gritar de alegría, formado por la interjección euoi que se usaba en honor a Dioniso y que hoy día en el portugués de Brasil, evoé es un grito de alegría que se pronuncia como señal de triunfo o de júbilo, como en el Carnaval.  

Evohé se cree que fue la exclamación de valor empleada por Júpiter para animar a su hijo Dioniso mientras luchaba contra los Gigantes en la Gigantomaquia, equivalente a "Valor, hijo mío" y de ahí deriva Evan y Evius, unos de los muchos apodos con los que se conoce a Baco-Dyonisos, el dios del vino. 

En Grecia, según Fulcanelli, las bacantes eran llamadas Eva, palabra también derivada de Evohé con el que las lúbricas bacantes (adoradoras humanas), ménades (ninfas de las fuentes) y los sátiros (mitad humanos, mitad cabras), ebrios de vino, invocaban la presencia de Baco. 

Las seguidoras de Dioniso, las bacantes, aparecen en las calles de Tebas, van ataviadas con la vestimenta del dios, la piel de corzo, y empuñan el tirso, especie de caña coronada de yedra, parra o lana. Llevan un largo recorrido, pero son felices, pues acompañan al dios, y muestran su gozo con el grito ritual del evohé: “desde la tierra de Asia, dejando el sacro Tmolo, corro en pos de Baco, dulce esfuerzo, fatiga placentera, lanzando el báquico evohé” (65-67). Bacantes, 20-25.

http://www.antoniodecalera.com/evoe-euoe-o-evohe-euhoe/ 

La vuelta a las raices, la physis, a la animalidad humana

“Eurípides plantea, en las Bacantes, un problema fundamental del siglo quinto a. C.: la antítesis entre lo que es creído y creado por los hombres, el nomos, y lo que es dado al hombre, la physis. El nomos es básicamente la ley escrita y la physis puede ser traducido por “naturaleza”.

Dioniso forma parte de la physis, por cuanto es un dios y se rige por leyes divinas no escritas, su mensaje es una apología de la physis y quiere destruir la convención (el nomos) de los hombres, haciéndoles volver a un estado natural incivilizado, con la consiguiente liberación del individuo. 

Con ello, se consigue una afirmación de la individualidad humana, pero también representa una unión entre los hombres y la naturaleza: "bajo la magia de lo dionisíaco no solo se renueva la alianza entre los seres humanos, también la naturaleza enajenada, hostil o subyugada celebra una fiesta de reconciliación con su hijo perdido, el hombre”. 

La regresión o el retorno a la naturaleza viene confirmado por los otros dos elementos del ritual dionisíaco (sparagmós y omophagia). 

En el sparagmós (desmembramiento), en el monte, al aire libre, el carnero es descuartizado con las propias manos, sin ayuda de ningún utensilio, la técnica humana es despreciada. 

La ingestión de la carne cruda (omophagia) de la víctima supone el mismo desprecio. 

En la tradición mitológica, Prometeo robó el fuego a Zeus para dárselo a los hombres. El fuego significó un avance para el hombre: tuvo oportunidad de calentarse, de ahuyentar a los otros animales, pudo crear útiles, en suma, fue lo que permitió que la humanidad se civilizara. 

Al comer la carne cruda, en vez de cocinada, se rechaza el fuego, el elemento desencadenante de la civilización. En la omophagía, el hombre vuelve al estado animal y se va acercando a la libertad plena de las bestias salvajes, las “fronteras entre los animales y los hombres son abolidas; humanidad y bestialidad se confunden interpenetrándose”.

https://biblioteca.org.ar/libros/151073.pdf 

Glíglico

“Rayuela” es una novela excepcional en muchos sentidos. Por ejemplo, teniendo 115 capítulos es posible leerla desde el principio, o en cualquier otra forma que se prefiera. El autor recomienda leer del capítulo 1 al 56, y dejar los demás, o si se prefiere empezar por el capítulo 73 y luego ir leyendo según el orden que se indica en cada capítulo.

Una de sus mayores innovaciones, que dan fe de la inmensa capacidad de creación lingüística de su autor, es la invención de un lenguaje propio, el glíglico, usado por los amantes en secreto y durante sus relaciones íntimas. 

Evohé es el grito orgásmico. 

Lea sin prejuicios este párrafo en glíglico:

“Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sústalos exasperantes. 

Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que embulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo como poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiento, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer una fílulas de cariaconcia. 

Y sin embergo era a penas el principio, porque un momento dado ella se tordulaba los urgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios, apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía. 

De pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadeoyante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpásmo en una sobrehumítica agopausa. 

¡EVOHÉ! ¡EVOHÉ! 

Volposados en la cresta del murelio se sentían valparamar, perlinos y márulos, temblaba el troc, se vencían las marioplumas y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en cariñas casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias".

"Si al pasar lista a tu cuerpo te falta la cabeza, evohé"

Para terminar, un canto a la vida, una canción de Luis Pastor con una poesía de Pablo Guerrero "Evohé":

Si puede, primero escuche la canción mientras lee el texto de la poesía, y luego vuelva a oírla sin más:

Si te aburres tanto como en noche de bodas, evohé.
Si oyes rumor de naves y batir de olas, evohé.
Si roncan tus pulmones como una tubería, evohé.
Si el ángel de tu vida no llegó todavía, evohé.

Si tu esposa la dulce te dijo ahí te quedas, evohé
Si tu esposo y tu amante son la misma moneda, evohé.
Si al pasar lista a tu cuerpo te falta la cabeza, evohé.
Si se mueren solemnes tus últimas certezas, evohé.

Si los profetas te hablan del Día del Espanto, evohé.
Si la rica heredera fue insensible a tu encanto, evohé.
Si es de noche y no encuentras dioses ni aspirinas, evohé.
Si piensas ir montado en taxi a la oficina, evohé.

Si de pronto estás muerto y eres tú el asesino, evohé.
Si luego resucitas con un vaso de vino, evohé.
Si el infierno se acerca y todo te marea, evohé.
Si solo tus zapatos saben de qué pie cojeas, evohé.

Si el autobús ignora el camino del cielo, evohé.
Si echaste a la basura tu mejor consuelo, evohé.
Si el horizonte es humo y el mar es gasolina, evohé.
Si te lo recomienda tu mejor vecina, evohé.

Si el día de tu santo te regalan corbatas, evohé.
Si tu mejor amigo asalta tu cubata, evohé.
Si te quedan rasguños de aquella despedida, evohé.
Si una historia comienza y otra historia termina, evohé.

De paso, lea sobre Pablo Guerrero, extremeño, poeta, cantautor y personaje singular donde los haya. Capaz de cejar en su quehacer diciendo, en 2021, al presentar su último trabajo musical: “Tengo escritos 18 libros de poemas, 5 aún inéditos, y quiero reunirlos en un solo volumen de poesía completa. Después me gustaría volver a Extremadura, a pasear, a hablar con la gente, y a sentarme en un banco a dar de comer a las palomas”.

https://www.larazon.es/cultura/musica/20211103/j6b6du6iabhj5blvjcnr4xha3u.html 

http://www.sanjuanevangelista.org/agenda/pablo_guerrero.html 

Síntesis

A veces, muchas veces, la vida parece un pozo de negrura y nos sentimos al final del fondo de una civilización que ignora todo cuanto hace deseable el pasar de los días. 

Entonces, grite "evohé" con alegría salvaje y algo de rabia y siga adelante recordando que portamos antorchas que ayudan a iluminar un camino que merece la pena ser vivido, pese a todo.

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