Según este laboratorio, dos de cada tres pacientes oncohematológicos sufren neuropatía periférica, un conjunto de signos y síntomas objetivos debidos a alteraciones funcionales de los nervios periféricos que se producen como efecto secundario a la administración de quimioterapia.
Entre los síntomas más característicos de la neuropatía periférica, destacan "la pérdida de sensibilidad, los calambres, la sensación de hormigueo o acorchamiento y/o la sensación dolorosa al frío o calor, que afecta sobre todo a manos y pies, pero que se puede extender más allá", explicó el doctor Eduardo Ríos, que es adjunto del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Virgen de Valme de Sevilla.
Además, en casos menos frecuentes, "la neuropatía periférica puede también manifestarse como pérdida de fuerza y tendencia a las caídas o incluso como trastornos digestivos o alteraciones de la tensión arterial", añadió este especialista sanitario.
Efecto secundario leve
Aunque en la mayoría de los casos la neuropatía periférica suele ser un efecto secundario leve y que desaparece con el tiempo, Eduardo Ríos destacó que "en uno de cada tres o cuatro pacientes, los síntomas son más graves y duraderos en el tiempo, tanto que pueden durar incluso años". En estos casos, "los síntomas interfieren con la vida diaria del paciente, lo que les dificulta mucho volver a su vida normal una vez finalizado el tratamiento oncológico", apuntó este profesional en la citada jornada de Takeda.Además, debido a la amplia diversidad de síntomas, el diagnóstico de la neuropatía periférica no suele ser sencillo. Por ello, la doctora Eva Domingo, que es miembro del Servicio de Hematología Clínica del ICO-Hospital Durán i Reynals, indicó que "es muy importante preguntar de forma activa sobre los síntomas a los pacientes en cada ciclo de tratamiento con fármacos neurotóxicos y, ante la duda, derivar al especialista en Neurología para que este pueda hacer una exploración neurológica extensa y un electromiograma".