El Hospital Gregorio Marañón es el primer centro en el mundo que cuenta con un quirófano oncológico equipado con un navegador que permite interaccionar en tiempo real, tanto con distintos tejidos del paciente afectados o no por el cáncer, como con el aplicador de radioterapia usado para radiar la zona afectada por el tumor.
Este sistema se usará en la cirugía de cánceres tratados con radioterapia intraoperatoria con el objetivo de conseguir una mayor precisión en la radiación de los tejidos con riesgo cancerígeno tras laextirpación del tumor.
Este novedoso sistema de guiado por imagen ha sido desarrollado por investigadores del Hospital Gregorio Marañón, la empresa GMV y las Universidades Carlos III de Madrid y Complutense, en el marco de proyectos de investigación financiados por la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Economía y Competitividad.
El desarrollo y validación de la precisión de este sistema fue publicado recientemente en la revista Physics in Medicine and Biology, ya que es el primer navegador estereotáxico es decir, capaz de localizar un punto del paciente previamente referenciado por el especialista, disponible en el campo de la Radioterapia Intraoperatoria a nivel mundial.
La instalación de este equipamiento, visitado por la viceconsejera de Ordenación e Infraestructuras, Belén Prado, supuso una completa remodelación del quirófano. La nueva sala de operaciones, blindada para este tipo de procedimientos, incorpora pantallas de alta definición y calidad diagnóstica para visualizar la imagen en 3D del paciente, tres cámaras de videovigilancia y un conjunto de ocho cámaras infrarrojas para la navegación en tiempo real colocadas en torno al área quirúrgica que permiten captar el movimiento de objetos durante todo el procedimiento.
Esta tecnología comparte los mismos principios de captación de movimiento que se utilizan en el cine y en los videojuegos para trasladar el movimiento de actores a personajes animados.
El personal médico dispondrá de una representación en 3D del enfermo y del aplicador que conduce la radiación, de manera que puede guiarse dentro del paciente a través de las pantallas de alta definición del quirófano. Sobre dicha representación tridimensional, reconstruida a partir de un escáner previo, se realiza un seguimiento de la colocación del aplicador sobre el lecho tumoral con el objetivo de radiar exclusivamente los tejidos con residuo o riesgo cancerígeno predeterminados en cada paciente.
Además, se puede predeterminar y ajustar in situ la zona, la profundidad y dosis que recibirá cualquier tejido (como piel, hueso, músculo, intestino o vejiga) y comprobar si existe algún riesgo añadido para los tejidos sanos.
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