
La Comisión Europea ha lanzado una consulta pública sobre los cambios de horario que se producen actualmente dos veces al año para tener en cuenta la evolución de la luz diurna y aprovechar su disponibilidad en un determinado periodo. (
Directiva de la UE sobre la hora de verano). Se invita a los ciudadanos europeos y a las partes interesadas a que compartan sus puntos de vista al respecto rellenando un cuestionario en línea, disponible en todos los idiomas oficiales de la UE, antes del 16 de agosto. A raíz de una serie de peticiones de los ciudadanos, del Parlamento Europeo (en febrero de 2018 el Parlamento Europeo votó una resolución donde pedía que se llevara a cabo este análisis) y de determinados Estados miembros de la UE, la Comisión ha decidido someter a estudio el funcionamiento de las actuales disposiciones sobre la hora de verano y determinar si deben modificarse o no. En relación con la salud, se considera que la hora de verano genera efectos positivos vinculados el incremento de las actividades de ocio al aire libre; sin embargo, los estudios cronobiológicos parecen indicar que su impacto en los biorritmos humanos podría ser más importante de lo que se suponía. De todos modos, los datos sobre los efectos globales en la salud (esto es, el saldo entre las repercusiones positivas y negativas) no son concluyentes.