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El gerente Pérez-Santamarina parece haberse apropiado del Hospital La Paz

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Genovés
Genovés

falta de claridad en el proceso de reforma

En una actuación que raya el delito, por más que pueda justificarse por una delegación de funciones, el director gerente del Hospital La Paz, Rafael Pérez-Santamarina, parece decidido a continuar con su proyecto de construcción de nuevo hospital, pese a los continuos pronunciamientos en contra, el último de los cuales, la resolución firmada por él mismo el 21 de abril, declaraba desierto el concurso abierto para la redacción del plan funcional preparado para la renovación del centro.

No sólo ha sorprendido la resolución negativa del concurso pensado para quien de forma totalmente oculta había diseñado el proyecto de renovación presentado a bombo y platillo por la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, sino que el día 27 de abril, una semana después de tal negativa, el gerente y su equipo directivo montaron "la primera reunión de trabajo con los profesionales del centro que van a participar en la concepción del nuevo hospital'. Vamos, que no se ceja en el empeño de sacar adelante el nuevo hospital como si fuera de su propiedad, aunque los dineros sean públicos.

En este contexto, la de los dineros públicos, no deja de ser sospechoso que todo el proceso de elaboración del diseño se hubiera llevado en secreto, sin que se hubiera comentado nada del mismo ni con los políticos ni con la sociedad a la que ahora de la quiere hacer participar. A no ser que hubiera un acuerdo secreto entre la gerencia del hospital y la presidenta que, incluso en las notas oficiales, se aseguró que ella iba a construir el nuevo hospital de la Paz.

Aparte del secretismo, no deja de ser sorprendente que, cuando el 21 de febrero la presidenta Cifuentes presentó el Plan de Renovación Hospitalaria de la Comunidad, no figurara en el mismo La Paz. Pocos días después, el 7 de marzo, se organizó todo un tinglado para que Cifuentes presente el gran proyecto de La Paz  (hasta se solicita a una embajada un lugar en una de las torres próximas al hospital a fin de poder ofrecer una visión panorámica del centro). Un nuevo hospital que, de acuerdo con las notas oficiales, ella va a construir. Y al día siguiente, el 8 de marzo, aparece publicado en el BOCAM el concurso para la adjudicación de la realización del plan funcional, que prácticamente estaba hecho de acuerdo con las imágenes y datos presentados el día anterior, y sin dar apenas tiempo para que pudiera presentarse alguien ajeno a quien había desarrollado tal presentación. Y, como se sospechaba, al final sólo se presentó una empresa al concurso que, ahora, ha quedado desierto porque la candidata no cumplía con la puntuación mínima exigida.

A nadie se le oculta que, en el entretanto, algo ha pasado. Y mucho. El que se pretendía que fuera el gran triunfo de Cifuentes ha quedado en nada. En parte también, porque se había tratado de ningunear a la Asamblea de la Comunidad. Lo que no se entiende es el atrevimiento del gerente Pérez-Santamarina que, si no se ha apropiado del hospital, al menos lo parece. Porque hasta ahora no existe presupuesto para tan magna obra, totalmente ajena al conjunto de las necesidades de reformas hospitalarias de la Comunidad. ¡Vaya cuadrilla!