
El papel del farmacéutico consistía, en primer lugar, en revisar la historia clínica del paciente con el equipo de atención domiciliaria del CAP y, después de haber visitado el domicilio de los pacientes, evaluar o identificar los posibles problemas relacionados con la medicación y el riesgo de aparición de resultados negativos de la medicación. En segundo lugar, hacían una propuesta de intervenciones de mejora al resto del equipo centrándose en la monitorización activa por parte del médico y/o enfermera, el ajuste de dosis o la retirada de un medicamento y el cambio en un principio activo.
Para garantizar un uso efectivo y seguro de los medicamentos, un buen servicio al alcance de este sector de la población es el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD). Gracias al blíster, con el cual en la farmacia se ordena la medicación por días de la semana y horas, se facilita la adherencia al tratamiento y un seguimiento más específico de si se está tomando adecuadamente la medicación. Actualmente, según informan desde el COF de Barcelona, ya son más de 21.500 personas que lo utilizan en Barcelona, y de hecho, en el proyecto la farmacéutica y miembros del equipo consideraron que entre el 72 por ciento y 90 por ciento de los pacientes se podrían beneficiar de ser incluidos en el programa de SPD.