
En concreto, la sentencia recoge que "hacía exámenes bucales, diagnósticos y presupuestaba tratamientos a los pacientes". De hecho, detalla que disponía de un sillón dental en el laboratorio para llevar a cabo todas estas acciones.
El juez condena a este protésico dental a pagar una multa de siete euros diarios durante siete meses, en una sentencia que es firme y en la que no cabe recurso contra ella, ya que se argumenta que "las prácticas antes citadas son constitutivas de un delito de intrusismo profesional y el acusado no tiene la titulación oficial de dentista requerida para desempeñarlas".
El presidente del Consejo General de Dentistas, el doctor Óscar Castro, recuerda que los protésicos dentales "no tienen labores asistenciales asignadas porque no poseen ni los conocimientos ni la titulación oficial necesaria para ello" y pide a la Justicia "que se endurezcan las penas contra este tipo de delitos para que sean realmente disuasorias y no se repitan".