
"Esta dimensión es un 'deber' de las organizaciones sanitarias y un derecho de los propios pacientes, puesto que la calidad supone una palanca de primer orden para conseguir los mejores resultados en salud, que en definitiva es lo más importante (el 25% de nuestra salud en cómputos numéricos se debe al propio sistema)", apuntó el presidente de IDIS.
Para Fernández-Valmayor, "la calidad asistencial tiene que ser eficiente, eficaz, equitativa, accesible, puntual y centrada siempre en el paciente. Además debe contemplar la investigación, la formación, los sistemas de notificación y prácticas seguras para procurar siempre por la seguridad del paciente".